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Para un gato, ningún juguete se compara con un caja; en cuanto encuentran una, se esconden ella. La razón detrás de este comportamiento tan particular es que a estos felinos les gustan los espacios confinados por instinto. Esta predisposición al ocultamiento permite a los animales pequeños esconderse de los depredadores mayores.
“A los gatos les gustan las cajas porque son animales crípticos; les gusta esconderse. Y una caja les proporciona un lugar de seguridad”, explica Stephen Zawistowski, asesor científico de la Sociedad Americana para la Prevención de la Crueldad a los Animales.
Además, hay que tomar en cuenta que un lugar para guarecerse puede ser muy útil para un animal que puede llegar a dormir hasta 20 horas al día.
Con información de Live Science/ Noticieros Televisa