Noviembre 25, 2024
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Quinto poder

IMPULSO/ Argentina Casanova*
El exterminio
Detrás de los asesinatos de jóvenes mujeres trans hay un discurso de odio que se enmascara y justifica a sí mismo, enfermo de rechazo a la otredad, a la diferencia, a lo transgresor y por supuesto a la feminidad. El feminicidio no sólo contra el cuerpo biológicamente identificado como mujer, sino contra la construcción llamada “mujer”
Dentro de la lógica hegemónica heteropatriarcal, la homosexualidad ha tenido distintas formas de ser, desde ser vista como una forma más –e inherente- a la masculinidad, hasta una práctica o ritual de las masculinidades en distintas épocas, con actos y formas ligadas al poder, pero la transexualidad o la feminización del cuerpo masculino es en cambio rechazada y condenada en la cultura occidental.
En el último mes, en la Ciudad de México fueron asesinadas 3 personas de identidad trans, y otras en Chiapas. Apenas hace unos meses se registró una balacera en un bar identificado como “gay” el bar Madame, en Jalapa, Veracruz, donde hubo varios muertos. Antes, se había perpetrado un ataque similar en Miami, Florida.
No es casual que de la mano de estos eventos, surja una corriente crítica que se opone a reconocer plenamente el derecho de todas las personas al matrimonio igualitario y que sale a las calles a exigir, amparada en sus odios y racismos, el retroceso a los derechos de las lesbianas, homosexuales, mujeres y hombres trans.
No es casual el incremento de la violencia contra la población de mujeres trans en las calles de la Ciudad de México, como tampoco lo es que se manden mensajes violentos incitando a ejercer violencia en su contra.
Nada es casual, es parte de lo que caracteriza al sistema heteropatriarcal que actúa como en un concierto perfectamente planeado y dirigido.
Lo que hay es un odio y una intención de exterminio a la otredad, otro que no es el hegemónico ni el “fuerte”. No se trata del ataque a un “imperio gay”, sino el odio contra la diferencia y la transgresión.
No están para nada alejados los relatos que hemos visto en películas y novelas en las que las hegemonías predominantes empiezan por eliminar a las disidencias políticas y terminan por considerar a “descartables” y no, a personas discapacitadas, homosexuales, poblaciones negras, grupos indígenas, mujeres -como objeto y propiedad a las que se usa y se desecha- y a las personas pobres.
Hace años la sociedad ha venido construyendo un discurso de limpieza racial, de hegemonías políticas y geográficas, de zonas “en vías de desarrollo”, de blanquitud y riqueza; donde las personas valen según lo que posean, los ceros en sus salarios y la posición política. Abajo están las poblaciones consideradas como los “sótanos” de la sociedad, que son quienes desaparecen, a quienes se abusa y explota.
* Integrante de la Red Nacional de Periodistas y del Observatorio de Feminicidio en Campeche.