IMPULSO/Agencia SUN
Ciudad De México
– Retraso en la ejecución del gasto público y la incertidumbre por las políticas de la nueva administración afectan la dinámica económica al inicio de una nueva gestión, dicen expertos.
El primer año de los últimos cuatro sexenios ha estado marcado por menor crecimiento e incluso caídas de la economía mexicana, y de acuerdo con proyecciones, con Andrés Manuel López Obrador no será la excepción.
La ralentización del gasto público, así como el estancamiento de la inversión privada frente a la incertidumbre que genera la llegada del nuevo gobierno, en particular cuando se trata de una alternancia en el poder, son dos factores que afectan la dinámica de la actividad productiva.
En el primer año de gobierno del entonces presidente Ernesto Zedillo, la economía mexicana registró una de sus más profundas crisis en 1995, con una caída de 6.3%, luego de haber crecido 4.9% un año antes.
Con la llegada de Vicente Fox y la primera alternancia en el poder, la economía retrocedió 0.4% en 2001, después de haber logrado una tasa de expansión de 4.9% en 2000.
Con Felipe Calderón la economía desaceleró el paso, tras registrar un avance de 2.3%, cuando un año antes el Producto Interno Bruto (PIB) reportó una tasa de 4.5%.
Finalmente, cuando el PRI regresó a Los Pinos con Enrique Peña Nieto, la economía redujo su dinamismo a 1.4% en 2013, desde 3.6% que tuvo en 2012.
Ahora toca el turno al gobierno de López Obrador, la tercera alternancia del poder en el México moderno.
Luego de conocer el triunfo del tabasqueño y de acuerdo con los resultados más recientes de la Encuesta sobre las Expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado que realiza el Banco de México, la proyección del crecimiento económico del país para 2019 (primer año de la administración entrante) bajó sustancialmente, de 2.3% a 2%.
De concretarse ese panorama, el dinamismo del PIB nacional el próximo año también será menor al que se anticipa para este 2018, que se prevé se sitúe en 2.3%.
Uno de los factores que pueden explicar la desaceleración del crecimiento en los cambios de sexenio es que usualmente cuando cambia la administración, y particularmente cuando se registra una alternancia en el poder, hay un retraso en la ejecución del gasto público, mientras el nuevo equipo administrativo se instala y se ajustan procedimientos del ejercicio presupuestal, comentó Adrián Muñiz, analista económico de Vector.
Adicionalmente existe incertidumbre sobre lo que va a pasar con la forma de operar del nuevo gobierno, y una parte de estas dudas se van a despejar con el Paquete Económico 2019. Si resulta que si van a sacar los recursos adicionales que se espera y no retrasan mucho su ejecución, puede verse un impulso adicional a la economía, agregó el especialista.
Un factor que también afecta la dinámica económica es la contracción de la inversión empresarial, explicó el analista económico de CI Banco, James Salazar.
El experto detalló que como la mayoría de los proyectos públicos están vinculados con el sector privado, los flujos de capital de los hombres de negocios se contraen generalmente en el primer año del sexenio por la incertidumbre en torno a la liberalización de los recursos.
Añadió que en el caso específico de la actual alternancia en el poder, la incertidumbre es mucho más fuerte por todos los comentarios encontrados que hubo durante la campaña de López Obrador.
Aunque los mensajes de la nueva administración han sido pro mercado, existen algunas inquietudes en torno a las promesas de campaña que pueden impactar en las finanzas públicas, así como las dudas en importantes proyectos como el del Nuevo Aeropuerto Internacional de México y la reforma energética, agregó Salazar.
Primeras advertencias
Cambios inesperados en las políticas del sector energético, incluidos los pasos que debilitan la salud financiera de Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) pueden aumentar los pasivos potenciales del país, advirtió recientemente la calificadora Standard and Poor’s.
“La erosión gradual resultante del perfil financiero del país elevaría la vulnerabilidad de las finanzas públicas a shocks adversos, lo que nos llevaría a rebajar la calificación”, advirtió la agencia.
Con un escenario de nerviosismo en los mercados en tanto se conoce la dirección que tomará la política económica del gobierno de AMLO, la calificadora Moody’s informó que la nueva administración tendrá un plazo de al menos un año para disminuir la incertidumbre que hoy prevalece entre analistas e inversionistas.
“Durante campaña vimos mensajes mixtos, en muchos casos contrarios. Por un lado se habla de responsabilidad fiscal, pero también se busca expandir el gasto”, indicó el analista para México de Moody’s, Jaime Reusche.
El director gerente de calificaciones soberanas de Standard and Poor’s, Joydeep Mukherji expresó en conferencia telefónica desde Nueva York inmediatamente después del triunfo de AMLO, que el nuevo gobierno debe evitar generar políticas que conduzcan a un ciclo de menor crecimiento económico.
“La capacidad del nuevo presidente de México para mantener el crecimiento y la estabilidad del PIB mientras se cumplen otros objetivos de política ayudará a determinar la trayectoria de nuestra calificación crediticia soberana”, señaló.
Factores externos.
A los tradicionales problemas internos que reducen el dinamismo de la economía en el primer año de gobierno, se suman otros del contexto internacional en el que se da la actual alternancia en el poder, como son el que se extienda la renegociación del TLCAN hasta el próximo año; la posibilidad de que EU registre un menor dinamismo el año que entra, y el incremento de tasas de interés, un lastre adicional para la reactivación económica.
“Lo que menos le conviene al nuevo gobierno es que se desacelere la economía en este contexto de austeridad, de cambios drásticos en la operación de la administración pública federal. Lo más importante es inyectar recursos de inversión pública para que la economía se dinamice y no se frene” opinó Aníbal Gutiérrez, profesor e investigador de la Facultad de Economía de la UNAM.
“El gran reto es acelerar la curva de aprendizaje para que empiece a operar la administración pública de forma más rápida y eficiente, la expectativa es que en un determinado momento, una vez que empiecen todos estos programas de apoyo a los adultos mayores y el de becas a jóvenes, se traduzcan en un mayor consumo, el reto es empezar a liberar ese tipo de recursos. Empezar con los planes de infraestructura que trae, que los proyectos y las reglas de operación se empiecen a liberar rápido, ese es otro de los retos importantes”, concluyó Salazar.