IMPULSO/ Agencia SUN
Ciudad de México
Los hermanos Lincoln y Mario Díaz-Balart, ex congresista y congresista republicanos estadounidenses, respectivamente, expresaron su preocupación de que el régimen castrista en Cuba herede el poder político, que Raúl Castro recibió de su hermano Fidel, hacia sus hijos
“Cuba no puede ser una finca particular que va a ser heredada generacionalmente por los hijos de los tiranos”, declaró Lincoln Díaz-Balart para Univisión.
Mario, por su parte, cuestionó si el mundo aceptará que el poder en Cuba “vaya de hermano a hermano y después de hijo a sobrino, como si fuera una familia real”.
“Lo que hay que hacer es redoblar los esfuerzos y presionar para que esta dictadura no sobreviva, no solamente la muerte de este tirano, sino hasta la muerte de Raúl Castro, que sabemos que eso viene relativamente pronto porque ya él también se aproxima a los 90 años de edad”, aseguró Mario.
Lincoln, por su parte, consideró que “no es que automáticamente venga el cambio. Naturalmente, tienen que suceder muchas cosas y los actores principales del drama cubano, tendrán que ir cayendo y la nueva generación de líderes que están surgiendo en todos los municipios de la isla que serán el futuro democrático; pero para que comience, para que pueda acercarse el futuro, para que puedan comenzar el futuro, este era un paso necesario”.
Lincoln Díaz-Balart preside desde hace años el Partido de la Rosa Blanca, agrupación política diseñada ideológicamente por su padre, Rafael Díaz-Balart. El ex congresista ha delineado este proyecto para que sea una propuesta que, en su momento, esté presente en Cuba.
En la página del partido Lincoln escribió: “Un programa político no es, como pretenden los marxistas y sus acólitos, una obra de ingeniería social voluntarista, sino las indicaciones básicas del camino que se ha de andar en la sociedad, con toda su complejidad y contradicciones. Estos son los pilares preciosos de la concepción martiana —por José Martí— con todos y para todos que asume La Rosa Blanca”.
En este sentido, Mario aseguró que hay muchas opciones para el futuro democrático en Cuba.
“Hemos visto el crecimiento de la oposición interna dentro de la isla, incluyendo, por ejemplo, grupos reconocidos internacionalmente como Las Damas de Blanco y tantos otros que trabajan diariamente para que el pueblo cubano pueda recuperar su libertad, y sufren las consecuencias más horribles de las golpizas, las detenciones y las prisiones. Y, de nuevo, uno puede preguntar, ¿es popular o no es popular el régimen? Si fuera popular haría, por ejemplo, lo que hizo la dictadura en Chile, que tuvo un plebiscito. La razón de que no tienen elecciones en Cuba es que todo mundo sabe que si hubiera una elección —democrática— perderían”, aseguró.
Los Castro y los Díaz-Balart. Los cuatro hermanos Díaz-Balart —Rafael, el mayor, y José, el menor, junto con Lincoln y Mario— tienen una historia familiar con los Castro.
Fidel Castro y Rafael Díaz-Balart (padre) fueron compañeros de Derecho en la Universidad de la Habana. En una época fueron buenos amigos, al grado que Mirta Díaz-Balart, hermana de Rafael, se casó con Fidel el 11 de octubre de 1948; de esa relación nació el hijo mayor de Castro: Fidel Castro Díaz-Balart. A la postre, Rafael y Fidel rompieron su amistad, Mirta se divorció tras siete años y la historia tomó su curso.
Si eventualmente, a la muerte de Raúl Castro, o antes incluso, Fidel Castro hijo tomara las riendas del país, la sangre Díaz-Balart estaría presente.
Sin embargo, la mayoría de los analistas consultados coinciden en que una extensión castrista después de la muerte de Raúl es remota.
La visión desde el exilio cubano. “Lo que los libros de historia no cuentan en ningún país latinoamericano”, dice Lincoln Díaz-Balart, “ es que Fidel Castro fue el más destructivo de los tiranos en la historia de nuestro hemisferio. Su desaparición era necesaria para que el horror del presente pueda terminar y el futuro pueda comenzar. El legado de Fidel Castro es de absoluta destrucción económica, de presos políticos, asesinatos y exilio en masa, de una brutal discriminación contra el pueblo de Cuba. Ese legado garantizará que su nombre sea una mala palabra para los cubanos por los siglos de los siglos”.
Mario Díaz-Balart lo respalda. “Estamos hablando de seis décadas de dictadura. La dictadura más violenta, más corrupta y más asesina de nuestro hemisferio. La mayoría del pueblo cubano es un pueblo joven, no conoce otro gobierno, otra cosa que esta dictadura que ha asesinado a miles y miles de cubanos. Pero también que ha patrocinado el terrorismo internacional.
“Lo que hay que hacer es garantizar que el pueblo cubano pueda disfrutar de las mismas libertades que se disfrutan en México, en Colombia, en muchos países del mundo, como en Estados Unidos”.