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Seúl
La destituida presidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye, afirmó hoy que la “verdad saldrá a la luz” al abandonar la residencia presidencial, dos días después de que el Tribunal Constitucional ratificó su destitución por un escándalo de corrupción.
En medio multitud de seguidores y exmiembros de su gobierno, la depuesta presidenta salió esta noche (tiempo local) de la Cheong Wa Da (Casa Azúl), sede de la presidencia surcoreana, a la que llegó el 25 de febrero de 2013.
A través de un comunicado, la oficina de la presidencia informó que Park abandonó la Cheong Wa Dae después de despedirse de varios centenares de empleados de la Oficina de la Presidencia o Consejo Nacional de Seguridad que acudieron a acompañarla a su salida.
En medio de una caravana de vehículos negros y flanqueada por motociclistas de la policía, la depuesta líder surcoreana se traslado hasta su residencia privada en el distrito capitalino de Gangnam, en el sur de Seúl, a donde llegó con los ojos brumosos.
En su primera declaración después del veredicto del Tribunal Constitucional, leído por su portavoz, Min Kyung-wook, la exmandataria indicó que lamentó no haber podido terminar el mandato que los surcoreanos le dieron como presidenta.
“Tomará tiempo, pero creo que la verdad será revelada. Creo definitivamente que la verdad saldrá a la luz”, agregó el portavoz de Park y miembro del Parlamento, citando a la exmandataria, según un reporte de la agencia surcoreana de noticias Yonhap.
La breve declaración provocó duras reacciones de sus rivales políticos y de activistas cívicos, que organizaron protestas callejeras los últimos cinco meses para exigir la destitución de Park de la presidencia.
“Parece que Park no admite su participación en el escándalo de tráfico de influencias”, dijo Youn Kwan-suk, representante del Partido Demócrata, tras indicar que la expresidenta actúa como “si desafiara la decisión de la corte sobre su acusación”.
“Park se enfrentará a la investigación de los fiscales como un sospechoso civil”, destacó Youn, alegando que Park había eliminado su última oportunidad para disculparse.
Park aceptó la responsabilidad de los acontecimientos que culminaron el viernes pasado con la ratificación del Tribunal Constitucional a la decisión del Parlamento de realizar un juicio político en su contra por un escándalo de tráfico de influencias que ha sacudido a la elite política y empresarial surcoreana.
“Asumó la responsabilidad por el resultado de todo esto”, dijo Min, citando a la presidenta depuesta, de 65 años de edad, la primera líder democráticamente electa de Corea del Sur que se ha visto obligada a dejar su cargo.
Con la destitución de Park, Corea del Sur está obligada a celebrar elecciones presidenciales en un plazo inferior a 60 días, periodo durante el cual el ex primer ministro Hwang Kyo-ahn seguirá ejerciendo como presidente en funciones.