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Praxis Política

 

IMPULSO/ Francisco Javier Estrada

Comportamiento de manada

En el libro de Humberto Roque Villanueva encuentro un término que me llama mucho la atención, “Comportamiento de manada”, que en el mundo de lo social sabemos lo que es. Todo ese conjunto de animales o seres humanos, que van de un lado a otro por diversos motivos, en particular referido a conseguir comida o lugar donde habitar. 

 

Pero en el caso de la economía, viene a ser interesante el fenómeno, porque nos permite distinguir lo que sucedió con el país en 1994-1995. Es tan interesante, porque nos debemos preguntar si este comportamiento sigue vigente en el año 2015 y que repercusiones tiene en la economía, y por lo tanto en la política, el que individuos, que se han juntado bajo el interés del dinero, de un dinero que es moneda en dólares, euros, marcos alemanes y, otras monedas poderosas, entre las cuales de los países de China, Japón o Rusia. Leo el texto de Humberto Roque: “Calvo y Enrique G. Mendoza (1995), citados por Joseph A. Whitt Jr., atribuyen “la crisis mexicana a una caída de gracia en un mundo imperfecto de mercado caracterizado por el comportamiento en manada de los inversionistas… Lo sorpresivo y velocidad del colapso (a pesar de que los fundamentos económicos parecían mucho mejores que durante las crisis de 1982 y 1986) son consistentes con estos análisis.” Son los individuos o estos presentándose a nombre de instituciones que no deben señalarse, los que inviertan y participen de la Bolsa. Se había dejado la seguridad de los bancos, que eran los mejores y mayores prestadores a los gobiernos de América Latina, y se había permitido la entrada de inversionistas a título personal, lo que multiplicó por ese número, es decir mucho, cientos o miles, la presencia de una manada, que no aceptarían rezagos en la hora de recibir sus ganancias por parte de ninguno de los gobiernos nacionales.

Hay tanto que analizar de estos dos años, de los años anteriores, pues se cita como vemos la crisis de 1982, cuando se ‘nacionalizó’ la banca. O se decidió en ese año <<defender al peso como un perro>>, tal cual lo dijo el entonces presidente José López Portillo. Años difíciles para la economía mexicana. Años que nos llevaron a sufrir devaluaciones como en 1986 que puso en seria crisis al gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado. Por eso es interesante la historia, cuando se hace investigando de manera correcta, seria, sin intereses ideológicos o doctrinarios. Años que hoy parecen olvidados y sin embargo con el libro vemos que están muy presentes. Que autoridades políticas de ese tiempo siguen vigentes en una historia reciente que merecería más estudio y reflexión en primer lugar de aquellos que nos gobiernan, y en la propia academia, que debe significar lo duro que ha sido para el país haber caído en este tobogán del que no se ve el final del mismo.

El comportamiento en manada que tuvo que enfrentar México en 1995, sigue recordándonos que los compromisos económicos del país se volvieron un serio problema, que por un lado nos recuerda a José López Portillo, cuando señalaba que el pueblo en general era responsable de la deuda que en aquellos años de su sexenio creció tanto. Y después, año tras año entramos a la década de los ochenta, en que el neoliberalismo comenzó a sentar sus reales en nuestra patria. Al respecto del tema que trato, el de la “manada”, retorno a Humberto quien escribe: “Por nuestra parte, podríamos comentar que lo novedoso del caso es que este comportamiento de manada se pudo presentar porque nuestra deuda no era con bancos o instituciones oficiales, sino con miles de inversionistas representados por fondos de inversión o actuando en lo individual.” Saber por qué México fue apoyado por el Fondo Monetario Internacional y, por qué el préstamo de los 40 mil millones de dólares que en la década de los noventa fue toda una expectación por parte del pueblo. ¿Merecíamos tantos miles de millones, y éramos sujetos de crédito a tales proporciones?… Hoy sabemos que la década de los noventa fue un huracán que ciertamente nos puso una revolcada de la cual se siguen sintiendo los resultados negativos.

El estudio de la economía debe ser obligación ciudadana. Queremos tener todos los derechos, pero no entendemos que es necesario estar al tanto de lo que significan fenómenos como inflación o balanza corriente de pagos. Deuda interna o externa. Saber lo que puede suceder con el incremento de las tasas de interés en Estados Unidos. Tantos temas, que los economistas sí saben, y al saberlo, nos dejan a nosotros en la oscuridad, pues el tema que tratamos debería ser de uso común para todo ciudadano del siglo XXI.

 
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