Agosto 15, 2024
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Praxis Política

IMPULSO/ Francisco Javier Estrada

Un Estado dentro del Estado

Se dice que fue en el año de 1992 que el gobierno de Eladio Ramírez, entonces gobernador de Oaxaca, en un acto completamente demagógico y letal puso en manos del sindicato magisterial de aquél entonces el aparato administrativo escolar, creando el IEEPO, dando con ello, a manos impuras y corruptas, los recursos económicos de la educación en Oaxaca.

Y dando también con ello el espacio más peligroso, que es el control de la nómina y de las categorías del magisterio en sus funciones, con la cual puso todo el poder a disposición de quienes no tenían por qué ser dueños de ello.

Ya sabemos, la historia, gran educadora y maestra de la humanidad, no se equivoca y comprueba al cien por ciento que cuando dice: “El poder absoluto corrompe absolutamente”, aquí ya lo vemos, las pruebas son ofensivas para la sociedad mexicana y en particular para la niñez, que ha sido la peor tratada por quienes desde la corrupción dejaron huella ya permanente en sus vidas.

Triste todo el panorama, para esa entidad que es la más atrasada en el tema de la educación. Leo en el periódico “Mi ambiente”, publicado en la ciudad de México: “Se acaba el Estado dentro del Estado en la educación”. Cuando pareciera que los delincuentes por fin se han de apropiar de todo el país, un golpe de Gobierno Nacional, comprueba que no son más que una agrupación para presionar al Estado.

“El poder absoluto corrompe absolutamente”, frase letal para aquellos que voraces piensan que todo es para ellos. Y así sucedió con esos ‘maistros’ que desde fuera del aula en Oaxaca, pensaron que del control de la educación de esa entidad, podían pasar a controlar al Estado oaxaqueño, y se les veía en todas sus acciones que estaban seguros de lograrlo. Leo en el periódico: “Gabino Cue Monteagudo, tras anunciar la desaparición del IEEPO, el cual pasará a ser parte de la SEP, indicó que estos cambios serán para beneficio de los oaxaqueños”.

Los padres de familia, los administradores escolares, los educandos, en defensa de ellos es que debemos de tomar esta lección como algo que no puede volver a suceder. Porque es tan cierto que los profesores, destacados ya como académicos, como administradores escolares probados y como sindicalistas pueden ocupar todo tipo de cargos en la administración educativa de una entidad, a darles el poder como sucedió en ese mal gobierno de 1992.

Un golpe de poder gubernamental, con el apoyo de los resultados que desde la Suprema Corte de Justicia de la Nación se dio a las demandas que ‘profesores’ hacían para que se les defendieran sus derechos de manifestarse, de no asistir a las aulas a cumplir con sus horarios de trabajo, de no ser evaluados en ningún sentido, de poder hacer lo que quisieran, siempre ajenos a señalar que su principal tarea es el educar a la niñez y a los adolescentes de este país, que son su primera y principal responsabilidad.

Un sindicato, gremio, del tipo que sea en la rama cultural que se desee conocer, está para defender por sobre todas las cosas a sus agremiados. Eso es cierto, con la única condición de que lo haga para el bien por el cual fue fundado. Un sindicato magisterial está para defender a sus trabajadores, sí, pero siempre y cuando esté cumpliendo con su objetivo principal que es trasmitir un programa escolar a la niñez y adolescencia que están bajo su responsabilidad.

 
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