Octubre 7, 2024
Clima
12°c Máxima
12°c Mínima

Praxis Política

IMPULSO/ Francisco Javier Estrada

Porfirio Díaz, revisión del pasado

A un centenario del fallecimiento del general Porfirio Díaz, han salido a la opinión pública un buen número de publicaciones, que seguramente en redes sociales se multiplican mucho más. Tengo a la mano algunas de ellas, ya en suplementos culturales de los domingos en los periódicos: Reforma o El Universal, o la parte Uno publicada por la revista “Proceso”, como edición especial para tratar este personaje ahora y siempre tan controvertido.

 

También la revista en su edición de este mes, “Nexos” ha publicado en su portada el atender a este personaje; que mucho me da vuelta en mis reflexiones porque resulta que hay un buen número de académicos o intelectuales que lo defienden por aquellas cosas buenas que hizo.

En todo ello me inquieta el saber qué cosa podrían decir todos, cientos de miles que vivieron en serio los gobiernos dirigidos por el prócer de la nación que pacificó al país y lo llevó hacia la industrialización primera.

México venía de la etapa del llamado “México bárbaro”, que conocieron todos nuestros principales liberales y republicanos, los reformistas y descentralizadores, los anti-imperialistas y laicos héroes y mártires de una etapa que es terrible, pero también que nos da lecciones sobre lo que debería de ser, en ese tiempo y ahora, los verdaderos políticos al estilo mexicano.

Con Benito Juárez a la cabeza, muchos nombres que parecen un sueño por sus cualidades de tan grandes proporciones en Valentín Gómez Farías, José María Luis Mora, Ignacio Ramírez “El Nigromante”, Melchor Ocampo, Francisco Zarco, Ignacio Manuel Altamirano y tantos más.

Frente a esta pléyade de políticos de verdad, surge la pregunta en la práctica el general Porfirio Díaz en serio fue un liberal que deseaba la democracia, aunque fuera incipiente, para su pueblo y no sólo un régimen de plutócratas para unos pocos, que en el mejor de los casos se llegaron a llamar “Los científicos”.

Qué dirían hoy los cientos de miles o millones de campesinos sin ninguna posibilidad de ver esperanza alguna para su familia y sus descendientes, ante la violencia del régimen representada en todo el territorio mexicano por los jefes políticos, que, por cierto, eran lidereados por el suegro del general ahora tan alabado.

Qué dirían pueblos, muchos pueblos, cuando veían que se daban títulos y tomaban regiones para autoproclamarse hijos pródigos, como sucede en Cuautitlán, llamado Cuautitlán de Romero Rubio, porque el general había mandado a la Legislatura el mandato de hacer que su suegro fuera para siempre un benemérito de la patria.

Ahora se escribe, por ejemplo, lo hizo hace pocos años, el actual presidente de CONACULTA, Rafael Tovar y de Teresa, al recordar en su novela histórica titulada: “El último brindis de Don Porfirio/1910: Los festejos del Centenario”, por cierto, en reconocimiento a lo que sí hizo el dictador Porfirio Díaz, en ese recordar y alabar el momento del inicio de nuestra Independencia, con el padre, el cura Miguel Hidalgo, el 16 de septiembre de 1810. Leo en la cuarta de forros del libro de Tovar y de Teresa: “Hace cien años, Porfirio Díaz se fijó objetivos claros para celebrar el Centenario de la Independencia.

Recordar el movimiento libertario no sería lo único, sino también demostrar al mundo que sus treinta años en el Gobierno —bajo el credo “orden, paz y progreso”— había transformado al país en una nación estable y respetada con crédito internacional, en pujante progreso y marcada por los aires modernizadores que soplaban en el mundo al iniciar el siglo XX.”

Uno piensa en los autores que ven por encimita la verdad. Una nación estable y reconocida por las demás naciones del mundo.

Qué difícil es saber lo que ese régimen fue para las familias campesinas, para la naciente clase obrera, para intelectuales, artistas y académicos.

: Leo en la cuarta de forros del libro de Tovar y de Teresa: “Hace cien años, Porfirio Díaz se fijó objetivos claros para celebrar el Centenario de la Independencia”.

 
Etiquetas:

Dejar un Comentario