IMPULSO/ Edición Web
Europa
No usamos la edición genética para eliminar enfermedades en humanos porque todavía no sabemos hacerlo suficientemente bien. Para hacer esas modificaciones genéticas a las que te refieres, es decir que las personas puedan ir a su consulta de reproducción asistida y pedir que les hagan una intervención genética para tener hijos sin enfermedades, aun no tenemos los conocimientos que lo hagan de forma suficientemente eficaz y suficientemente segura.
Lo que no quiere decir que no haya interés, también entre los científicos y las científicas. Acabo de volver del Congreso Europeo de Genética Humana y el debate está sobre la mesa. Y no solo hay interés, también se está trabajando en ello, se está investigando en la modificación de la línea germinal de los embriones. La línea germinal en genética es aquella que se pasa a los descendientes. Es decir que las modificaciones hechas ahí no solo afectan a la persona a la que se le hace sino que las heredarán todos sus descendientes. En la comunidad científica hay consenso sobre estas investigaciones. De momento solo esto, investigación. Aunque, claro, en cada país a su manera y según sus leyes. En general, es China dónde se están haciendo más cosas en este campo. La razón es que sus leyes son más permisivas porque sus preocupaciones éticas con respecto a estas cuestiones son menores que las que existen en Occidente. Así que creo que todo indica que será allí donde se hará.
También se investiga la modificación de la línea germinal de los embriones
Pero también en Occidente se investiga. Por ejemplo, en Estados Unidos cuyas leyes impiden realizar investigaciones para la modificación genética de la línea germinal con fondos públicos, hay una fuerte contestación desde el mundo científico para acabar con esa prohibición. Y hace poco más de un año, en febrero de 2017 fueron la Academia Nacional de Ciencias y la Academia Nacional de Medicina de ese país las que emitieron un informe en el que defendían la conveniencia de utilizar técnicas de edición genética sobre la línea germinal cuyo propósito es precisamente acabar con algunas enfermedades.
Así que aunque no es todavía posible, sí lo va a ser en algún momento, probablemente dentro de no muchos años. Y aquí es clave lo que ha supuesto la técnica CRISPR para la genética. Esta técnica es un método que sirve para intervenir en el ADN que es donde está almacenada toda la información biológica heredada. El CRISPR permite agregar, modificar o interrumpir secuencias genéticas con enorme precisión y de una manera muy sencilla. Comenzó a utilizarse en el año 2013 y desde entonces es el protagonista de una auténtica revolución. Pero su utilización todavía no es perfecta.
Lo lógico es que las primeras enfermedades que consigan eliminarse mediante edición genética sean trastornos muy graves, que suelen ser enfermedades raras, como las autoinmunes a las que conocemos como las de los niños burbuja, etc…, y que también fueron las primeras que se abordaron desde la terapia génica. En investigación sobre corrección somática, por ejemplo, se está avanzando mucho con talasemias y hemofilia. Y es muy probable que entre esas primeras afecciones desterradas estén igualmente los cánceres hereditarios.
Pero hay una cuestión relacionada con la edición genética que separa completamente la realidad de los deseos de la gente. Cuando se hacen encuestas públicas sobre si se debe usar para erradicar enfermedades o para mejorar la especie humana hay una gran parte de la población que no tiene ningún problema en que se use para esto último, es decir, para hacernos más altos, más delgados o con mejores músculos… Y sin embargo esa es una posibilidad en la que la comunidad científica no está trabajando, ni siquiera como planteamiento.
Y también hay que tener en cuenta otra cuestión: por mucho que avance la edición genética, por muchos logros que consigamos a la hora de vencer definitivamente a las enfermedades que conocemos es inimaginable un mundo totalmente libre de ellas. Si algo nos ha enseñado la genética es que la biología es mutación y las mutaciones se están produciendo continuamente. Esos cambios genéticos pueden resultar beneficiosos pero también perjudiciales. Continuamente aparecen virus nuevos o virus viejos que han cambiado. Como genetista, creo que es imposible un mundo sin enfermedades. EL PAÍS