Julio 16, 2024
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Polidanzante encuentra sus raíces en la filosofía azteca

IMPULSO/ Agencia SUN
Ciudad de México
Antonio Samaniego Teoyotl es un policía preventivo de la Ciudad de México que desde hace dos años danza en la pirámide de Tenayuca, en Tlalnepantla, Estado de México, para relajarse de la tensión diaria y acercarse a sus raíces aztecas, al ritmo de los tambores huehuetls y el aroma del copal.
Se interesó por la danza y la filosofía náhuatl, explica, “para encontrar el significado de su apellido materno, Teoyotl, el que desciende del Anáhuac y de todas las tribus y razas de Mesoamérica”, asegura.
De 45 años, no usa rodilleras, muñequeras y pectoral, ni toca un caracol. Tampoco viste el penacho con el que se asocia a los concheros. Toca el panhuehuetl (tambor de gran tamaño), realiza algunos cantos y aprende el huehuetl, porque los danzantes, subraya, “se van ganando la vestimenta y los instrumentos como si fuera un ascenso en su trabajo”.
“La vestimenta tiene un porqué, son los ayoyotes (cascabeles), el copilli (corona de oro con plumas de quetzal). Cada cosa representa algo. Pero no podemos portarla nada más porque sí, tienes que ganártela. Soy principiante y no soy digno de portar una pluma todavía. Mi vestimenta es un pantalón de manta, huaraches y ayoyotes, es lo que he ganado”, indica a EL UNIVERSAL.
Medallas al valor
En las ceremonias, Teoyotl se olvida de su trabajo, que a lo largo de 21 años le ha recompensado con cinco medallas al valor combatiendo el crimen. En una ocasión, por ejemplo, enfrentó a balazos a delincuentes que asaltaron una pizzería, y en otra encontró, en plena madrugada, a un hombre con un dedo mutilado con tijeras para cortar pollo que acababa de huir de sus secuestradores.
En sus vacaciones de este año participó en la ceremonia dedicada al sol en Villa del Carbón, Estado de México, y también ha viajado a Ixcateopan, Guerrero, donde se reúnen concheros de todo el país.
En la danza “te llegan sentimientos y paz”, dice.