IMPULSO/
Mtro. Marco A. Rodríguez Blásquez*
En nuestro país se ha abierto una brecha que ha separado a los partidos políticos de la sociedad, en la que los primeros han dejado de fungir como el vínculo principal para la interacción entre la ciudadanía y el Gobierno debido a la monopolización de los cargos de elección popular, la apuesta a futuro será fortalecer estas instancias de participación incorporando a aquellos que se excluyen de la vida política al sentirse defraudados por el sistema.
Parte de esta inconformidad ciudadana hacia los partidos políticos es lo que ha detonado la creación de candidaturas independientes, por considerarlas una figura legal y viable que contribuya en el proceso de transformación y reorganización del sistema de representación política. El transcurso de la historia es ilustrativo en que todos aquellos cambios que se han dado en México han venido de la sociedad organizada con un objetivo de mejoría.
La nominación del precandidato Jose Antonio Meade, es prueba irrefutable de lo anterior, al provenir su candidatura de una carrera exitosa en la administración pública federal, más que de la cohesión y apoyo de los sectores del PRI, en donde incluso grupos radicales de ese partido pretendieron sabotear su asamblea nacional, modificando sus estatutos, a fin de cerrar el paso a aquellos que no fueran priistas.
Sin embargo lo que es una realidad es que el control político corporativo que posee el PRI aunado a su andamiaje electoral, jugarán un rol determinante en el resultado de la elección, pero es importante resaltar lo que hasta hoy se ha observado y que viene a constituir un plus en la contienda, y que a diferencia de otros momentos sucesorios en la carrera presidencial, el precandidato del PRI llega con un importante capital político y con una suma de positivos que deberán ser capitalizados por sus asesores desde el momento mismo en que dé inicio la precampaña, porque es seguro que se registre por este partido otro candidato.
En distintos procesos electorales dentro y fuera del país, han dejado la enseñanza que una estrategia exitosa es aquella que se articula con el tiempo y el espacio misma que dé garantía de ir ascendiendo durante la campaña y no estancarse en las preferencias electorales.
En este escenario, los asesores de Meade deberán considerar:
1. Llega como un candidato apartidista, pero que a lo largo de su trayectoria como funcionario público ha sumado a importantes cuadros del PAN, del PRI y a líderes de organizaciones empresariales.
2. Su postulación fue recibida favorablemente lo que propició tranquilidad en los mercados.
3. El posicionamiento de su perfil con el que ha dado inicio su estrategia, resaltando su honestidad, su experiencia, entre otros, lo ha ubicado apenas seis puntos abajo de MORENA.
4. La reacción de AMLO al referirse a Meade es indicativa de su preocupación, al observar el recibimiento que el precandidato del PRI ha tenido en los círculos de poder económico y decisión política nacional.
5. La designación del ex Secretario de Hacienda únicamente contó con la decisión presidencial, donde el primer mandatario la habría tomado semanas antes, eligiendo a Meade por ser a quien no le endosarían los negativos con que cuenta el partido que lo postuló. Además podría visualizarse que con Meade, el PRI podría reposicionarse y lograr modificar la percepción del electorado en un partido honesto, transparente y confiable.
6. El plus con el que inicia Meade le permite ir tendiendo puentes con aspirantes a candidaturas independientes a nivel local, así como con líderes de ONGs que han visto con simpatía su postulación. En esta tarea sería determinante la participación de colaboradores cercanos a él, es decir su círculo de confianza.
Comentario: En diferentes columnas políticas se ha iniciado un intercambio de opiniones a favor y en contra de Meade. Mi recomendación es reaccionar con cautela hacia el contenido de estas columnas políticas cuya pretensión, muy justificable es buscar un debate a expensas de la figura de José Antonio Meade.
Director de BGC Consultoría Estratégica*
