IMPULSO/ Alejandro Hope
La democracia no es para uso de los ciudadanos
Algún funcionario anónimo en algún día de octubre: “Te lo digo, esto está bien fácil. Subirse a la boleta es cosa de niños. Los aspirantes a ser candidatos independientes sólo necesitan firmas de uno por ciento de los votantes. Bueno, otros dos por ciento. Pero el caso es que no tienen que preocuparse por el 98 ó 99 por ciento del padrón. Uno o dos por ciento y ya. Sencillito. Y sí, uno por ciento del padrón nacional equivale a 867 mil firmas. A recoger en 120 días. 7 mil 225 por día. 301 por hora. Cinco por minuto. Una cada doce segundos de cada minuto de cada hora de cada uno de los 120 días”.
Cuatro veces más que lo requerido para crear un partido político nacional. Sin dinero público y con topes estrictos de dinero privado. Pero, repito, es sólo el uno por ciento. Nada complicado porque, además, los aspirantes cuentan con nuestra fantástica app, esa que, en un alarde de creatividad, llamamos apoyo ciudadano.
No más pluma, no más papel. Ahora la onda es bien millennial y bien high-tech. Mire, le explico. En primer lugar, los aspirantes tienen que encontrar a unas personas que decidimos llamar auxiliares y que son los encargados de recoger las firmas.
Ahora, esos auxiliares no se pueden registrar directamente y por mano propia ante el INE. No, nel. Tienen que ir con su aspirante favorito y luego el aspirante los registra ¿Qué eso diculta el proceso? Pues sí, pero es que, de otro modo, nos llegarían las hordas y esto hay que mantenerlo exclusivo.
Y es que no cualquiera puede ser auxiliar. De arranque, tiene que tener un smartphone bien smart, de modelo reciente y gama de media a alta. Nada de celulares chatas, baratones, de esos que venden en Perinorte o junto a la Frikiplaza.
Esos no sirven bien de lectores ópticos, esos no capturan con exquisito detalle las credenciales del INE, esos no están a la altura de nuestra app. ¿Entonces la app está mal adaptada al país? Mala tarde para el país: acá no íbamos a quedar mal haciendo algo tercermundista.
Ya que la auxiliar tiene su app y su cuenta, hay que darle su buena capacitada. Es que, mire, para recoger la rma de un ciudadano, se requiere primero determinar qué tipo de credencial tiene. Hay seis posibilidades y una decisión equivocada regresa el proceso al principio. Pasado ese escollo, hay que tomarle foto a la credencial por delante y por detrás.
Se los digo desde ahorita: hay que tomar bien las fotos. Si la auxiliar tiene pulso de maraquera, no va a funcionar el asunto. Tampoco si hay mala luz o si se pone la credencial sobre un fondo claro. No jala así. Al cuarto intento, hay que capturar los datos manualmente y eso puede tardar (bastante).
Y sí, eso es molesto, pero es culpa de los auxiliares y de los aspirantes que no dedican tiempo a capacitarlos. ¿Qué no hay tiempo que perder cuando se necesita una rma cada 12 segundos? Ni modo: a veces, la vida es cruel.
Es que, como hemos venido repitiendo en nuestras redes, este no es un proceso para ciudadanos. Es para el equipo de los aspirantes, compuesto por algunos seres que no son ciudadanos (¿menores de edad?, ¿nativos de otras tierras?, ¿extraterrestres?), que deben estar mega capacitados y recoger rmas a velocidad luz en condiciones de laboratorio.