AMLO ha roto su principio de no traicionar al pueblo
David Esquivel
Morenos que picaron piedra marginados de postulaciones a cargos; hay rebelión en Morena por llegada de arribistas a las candidaturas de Tecámac, Toluca, Atizapán, Naucalpan, más los que se acumulen en los últimos días.
El 50% de morenistas de Tecámac alistan maletas y se van con el PT.
No traicionar al pueblo es uno de los tres ejes rectores postulados por Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en su proyecto de nación, ahora llamado “Juntos haremos historia”.
Bueno, como sucede en todo, la debacle de Morena ha comenzado aún antes de llegar a la cima o al “principio de Peter” (si no sabe qué es el principio de Peter, pregunte al maestro Google), como dirían los leídos.
La cima sería la Presidencia de la nación y después la caída, uno, dos, tres o los años que quieran, pero, por principio, debe bajar después de subir, pero no ha llegado al pináculo y ya viene para abajo, no él como candidato, pero sí como líder, por permitir que se derrumbe uno de sus tres postulados base de su discurso, el de “no traicionar al pueblo”.
Seguramente ganará la Presidencia, pero de que ya traicionó al pueblo, eso está claro, traición es traición, no se necesita una gran traición para que sea traición, es simplemente traición, si eso lo dijera yo.
En términos expresados por AMLO, diría: “Radio chayo, prensa vendida o de la mafia del poder; radio provocación, radio Yunes o Ciro Gómez Leyva, sino gente del mismo pueblo, al cual ha prometido no traicionar. ¿Pues a quién ha traicionado?, pues a su pueblo de Tecámac, Toluca, Atizapán, Naucalpan más los que se acumulen en estos últimos días.
Para denostar a ese pueblo que ha seguido fielmente a AMLO en las buenas y las malas, los convenencieros de izquierda y chapulines de derecha los llaman “los puros”, y sobre este concepto al que le dan connotación peyorativa brincan y se acomodan por delante de los puros en los futuros puestos de elección popular que están por disputarse el próximo primero de julio del presente año.
Quienes para la fundación del Partido Movimiento de Regeneración Nacional, o sea MORENA, vieron al movimiento como “la esperanza de México”, la “regeneración del país” o, en términos más ilusos, la oportunidad del “cambio verdadero”, se están llevando un chasco; quedando desamparados y sin opciones políticas ante la traición de que son objeto por parte de su líder AMLO, el cual sabe que al pueblo no le queda de otra, no tiene para donde hacerse: aceptan sus imposiciones y directrices dictatoriales o tejones porque no hay ardillas, esto quiere decir: o se los jode el PRI o PAN.
AMLO, sus hijos y algunos dirigentes de MORENA, no todos, sienten que tienen la sartén por el mango, aunque aun esos “algunos líderes de MORENA” que tiene algo poder dentro del partido se sienten sobajados, sometidos y aceptan sin chistar imposiciones a veces arbitrarias de AMLO y sus vástagos.
Con el poder absoluto que ostenta AMLO y a quienes se los delega han traicionado al pueblo, pueblo que picó piedra, sudó camiseta y se la ha rifado en las duras y las maduras, aunque estás maduras están por llegar, ahora se ve relegado y marginado de las candidaturas que, en justicia, por ideal, convicción y trabajo merecen, porque pusieron las bases de lo que ahora es MORENA y merecidamente deberían de ser candidatos, pero no es así, los hacen a un lado y ponen a los de siempre.
Peor aún, enemigos jurado de AMLO como los panistas en Toluca, por ejemplo, donde el ex alcalde Juan Rodolfo Sánchez Gómez, ha pasado por encima de los puros robándoles la oportunidad de ser candidatos; de igual forma en Atizapán se impone a la ex panista, y ex alcaldesa de Tlalnepantla Ruth Olvera Nieto; en Naucalpan también a la panista ex diputada local Patricia Durán, en Coacalco también anda “zopiloteando” la candidatura un ex panista de nombre Darwin Eslava.
En Tecámac Mariela Gutiérrez, ésta no se identifica bien de qué partido sea, alguna vez aspiró a ser candidata del PRD a la alcaldía de este lugar; pero los puros la tienen ubicada como gente del cacique Aarón Urbina Bedolla, ante lo cual, según dicen los inconformes, 50% de simpatizantes Morenistas se van al Partido del Trabajo por culpa de la llamada “Lady Rusia”; en fin, de ese lado puras fichitas políticas que tienen en común el dinero, punto.
Los perredistas, brincados hacia MORENA tienen algo en común con los morenos pues se consideran de izquierda; pero aun así, como que no es justo que quienes picaron piedra se queden en la banca, mientras otros sin merecerlo ni trabajarlo lleguen a desplazarlos sólo porque son más famosos lo van a poner el cochinito de su dinero; nones, a otro can con ese hueso y con el otro que dice que: “en MORENA no estamos por los cargos”, ese cuento se lo acuñó la dirigencia, léase AMLO a los puros, quizás previendo que con el tiempo iban a querer formar parte del Gobierno legítimo y preparó el argumento de que “no estamos por los cargos”; por qué no aplica el mismo dicho a los panistas arriba señalados, y sólo me estoy refiriendo a los arribistas del Estado de México, porque a nivel nacional pos hay léase la columna del Astillero en la Jornada, pa que se acabe de dar las tres.
Porque no los manda primero a picar piedra, caminar calles y calles y más calles repartiendo el periódico Regeneración, claro, ya sé lo que van a decir algunos; “nos pos tienen dinero para la campaña, jalan gente y son intereses”, pero fíjense que pocos dirán: “son honestos, no han traicionado, ni mentido al pueblo; como ve, precisamente los tres ejes principales sobre los que descansa el nuevo proyecto de nación de AMLO y los cuales, parece ser, ya los mandó por el caño.
Los Morenos puros y la gente que vota por el tabasqueño se comienza a preguntar: “donde está el cambio, dónde la regeneración y el nuevo proyecto de nación si ya se jaló a los mismos de siempre”; si no es por inteligentes ni trabajadores, entonces porqué, además, ya alcanzaron el “principio de Peter. Claro que hay nuevos liderazgos, le voy a dar un ejemplo, la maestra Delfina Gómez Álvarez; pero a estos changos, los avenidos por el interés personal, ya les gustó comer con manteca sin mucho esfuerzo o, diría mi abuelita: “como el padrecito”, a qué mi abue, decía cada cosa que para qué le cuento, en fin.