IMPULSO/ Edición Web
Italia
El papa Francisco viajó hoy al norte de Italia, a la región de Emilia-Romaña, sacudida hace cinco años por terremotos que causaron 28 muertos, y pidió un impulso a la reconstrucción de los lugares de la “memoria histórica”.
El llamamiento del pontífice coincide con las protestas de muchos afectados por los seísmos más recientes, que golpearon el centro del país en agosto, octubre y enero pasados, y que exigen al Gobierno italiano que cumpla con sus promesas de ayuda.
En Mirandola, una localidad cuyo centro histórico quedó devastado por los seísmos de 2012 y con una catedral aún en reconstrucción Francisco, dijo a miles de personas congregadas ante el templo que debe haber un impulso para recuperar esos lugares.
Pidió “un impulso decidido para recuperar también los centros históricos, son lugares de la memoria histórica y son espacios imprescindibles de la vida social y eclesial”.
“Estoy seguro de que no faltará la buena voluntad, de parte de todos los actores afectados, para que se garantice la rápida realización de estas obras necesarias, por el bien común”, dijo el papa ante la catedral de Mirandola.
El sábado el primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, aseguró que para el Gobierno la asistencia y la reconstrucción por los terremotos más recientes son “una prioridad absoluta y la afrontaremos con el compromiso y los recursos necesarios”.
Pero en Roma los que protestaron por el retraso en la llegada de la ayuda oficial decían a las autoridades ante el Panteón, el monumento que lleva en pie dos milenios: “lo construimos en 330 días, ¿qué habéis hecho en siete meses?”.
El papa había llegado en helicóptero a Carpi por la mañana procedente del Vaticano para una visita pastoral destinada a manifestar su cercanía a las poblaciones que sufrieron los terremotos de hace cinco años.
El pontífice bendijo la primera piedra de tres nuevos edificios de la diócesis, símbolo de la reparación de los daños causados en la zona hace cinco años, y almorzó en el seminario diocesano con los obispos de la región.
Después de trasladarse a la catedral de Carpi durante unos momentos el papa viajó en automóvil a Mirandola.
Los terremotos de hace cinco años tuvieron su epicentro en la provincia de Módena y el de más intensidad alcanzó los 5,8 grados en la escala de Richter.
Los temblores provocaron numerosos daños materiales con derrumbes en importantes edificios históricos como el castillo delle Roche de Finale Emilia o la cúpula del campanario de la basílica Palatina de Santa Bárbara, en el palacio ducal de Módena.
El papa elogió el trabajo de los servicios de protección civil que trabajaron desde el primer momento para socorrer a las víctimas y ayudar en los primeros trabajos de asistencia, pero reconoció que hay “heridas” que siguen abiertas y “que permanecerán toda la vida”.
Aludió a “las heridas internas: el sufrimiento de quien ha perdido a sus seres queridos y de quien ha visto desaparecer los sacrificios de una vida entera”.
A los congregados ante la catedral de Mirandola, algunos con rostros bañados en lágrimas al escuchar las palabras del papa, este les animó a demostrar “las dotes de laboriosidad que os distinguen” que no flaquean sus fuerzas ni ceden al abatimiento ante las dificultades.
La visita recordó a la que hace unos meses hizo el papa a la devastada Amatrice, localidad arrasada por los terremotos de 2016 y entre cuyas ruinas se le pudo ver en una imagen de desolación que hoy se repitió cuando al pontífice se le veía caminar por la nave central de la catedral de Mirandola, cubierta de andamios.
Tras su alocución en ese lugar el papa se dirigió a la parroquia de San Giacomo in Roncole para hacer una ofrenda floral en el monumento que conmemora a las víctimas de los terremotos.
Posteriormente partió de regreso al Vaticano en un helicóptero que despegó de un campo de deportes próximo a la parroquia. TERRA