IMPULSO/ Agencia SUN
Panamá
El papa Francisco expresó este domingo en Panamá su dolor por la tragedia que ocurrió el pasado 18 de enero en el estado mexicano de Hidalgo, con la explosión de una toma clandestina de combustible en un ducto de la petrolera estatal Pemex y que dejó un saldo de al menos 114 muertos y decenas de heridos.
“Deseo expresar mis sentimientos de pesar por las tragedias que han golpeado al estado de Minas Gerais en Brasil y al estado de Hidalgo en México”, dijo el Papa en el Ángelus de este domingo en la mañana en una visita a la casa hogar El Buen Samaritano, en el este de la capital panameña, en la que se atiende a personas desamparadas y en condición de riesgo social y de salud.
“Encomiendo a la misericordia de Dios a todas las personas fallecidas y al mismo tiempo que rezo por los heridos y expreso mi afecto y cercanía espiritual a sus familias y a toda la población”, dijo Francisco en referencia a dos mortales hechos que golpearon en este mes a América Latina y el Caribe.
El incidente en México se registró en el municipio de Tlahuelilpan, a unos 100 kilómetros al noreste de la capital mexicana, y el número de víctimas mortales es de 114 pero podría seguir aumentando.
Entre tanto, otro mortal accidente se registró el viernes anterior en el sur—central estado brasileño de Mias Gerais con saldo preliminar, según datos oficiales, de al menos 34 muertos y unos 300 desaparecidos por el colapso de una represa de contención de residuos.
El Papa cumple hoy con el quinto y último día de su visita a Panamá, que inició el pasado miércoles en la tarde y deberá concluir este domingo a las 18:15 horas locales (17:15 en el centro de México), cuando emprenda su viaje de regreso a Roma, de acuerdo con el programa oficial.
Como parte de su participación en esta ciudad en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que comenzó el martes anterior y concluirá también hoy, el Papa participó esta mañana en una multitudinaria misa en el Campo San Juan Pablo II, en el este capitalino.
Cálculos oficiales aseguraron que entre 600 mil y 700 mil personas asistieron a esa misa.
En la homilía, el Papa aseguró a los jóvenes que “no son el futuro sino el ahora de Dios. Él los convoca y los llama en sus comunidades y ciudades a ir en búsqueda de sus abuelos, de sus mayores; a ponerse de pie y junto a ellos tomar la palabra y poner en acto el sueño con el que el Señor los soñó”, pero “no mañana sino ahora”.
“A ustedes, queridos jóvenes, les puede pasar lo mismo cada vez que piensan que su misión, su vocación, que hasta su vida es una promesa tan solo para el futuro y nada tiene que ver con vuestro presente. Como si ser joven fuera sinónimo de sala de espera de quien aguarda el turno de su hora”, explicó.
En su mensaje a los jóvenes, el Papa destacó “la riqueza de la escucha entre generaciones, la riqueza del intercambio y el valor de reconocer que nos necesitamos, que tenemos que esforzarnos en propiciar canales y espacios en los que involucrarse en soñar y trabajar el mañana ya desde hoy.
Pero no aisladamente, sino juntos, creando un espacio en común. Un espacio que no se regala ni ganamos en la lotería, sino un espacio por el que también ustedes deben pelear”.
En su discurso en El Buen Samaritano, recordó que “preparando este encuentro pude leer el testimonio de un miembro de este hogar que me tocó el corazón, porque decía: ‘aquí yo nací de nuevo’.
Este hogar, y todos los centros que ustedes representan, son signo de esa vida nueva que el Señor nos quiere regalar. Es fácil confirmar la fe de unos hermanos cuando se la ve actuar ungiendo heridas, sanando esperanzas y animando a crecer”.
“Acá no nacen de nuevo solo los que podríamos llamar ‘beneficiarios primeros’ de vuestros hogares; aquí la Iglesia y la fe nacen y se recrean continuamente por medio de la caridad”, sentenció.