IMPULSO/Agencia SUN
Hidalgo
Los Pumas no pueden salir de su bache. Su crisis se evidenció ante el efecto Palermo y los errores propios, para sucumbir por la mínima ante los Tuzos.
Van cuatro jornadas y los de David Patiño no saben ganar. Apenas se cuelgan de dos puntos, producto de empates con Veracruz y Atlas, y una derrota ante Necaxa.
Atontados aún por la humillante eliminación a manos del América en la Liguilla pasada, y la ausencia por suspensión de Pablo Barrera, los universitarios se hunden en la tabla y ahora deberán pensar en su visita al Atlas, en Copa, y al Monterrey, en Liga.
Aquí también tuvo que ver el arbitraje. Si el silbante Roberto Ríos Jácome se hubiera apoyado en el VAR, los Tuzos habrían tomado la ventaja desde el primer tiempo. Una agresiva salida del portero Alfredo Saldívar contra Jaime Barreiro era meritoria de revisión y, en consecuencia, un penalti contra los universitarios, pero no…, el central se lo ahorró, lo mismo que las escuadras lo hicieron con su intensidad por hacer memorable la primera mitad.
En la segunda parte, los espacios se abrieron y permitieron un juego más dinámico. Los capitalinos intentaron tocar primero a la puerta de Alfonso Blanco, pero los Tuzos ajustaron sus líneas. El efecto de su nuevo entrenador, Martín Palermo, hizo eco con su primera modificación, el ingreso de Víctor Dávila, quien le inyectó contundencia al esquema. Al minuto 66, y con pleno dominio, la localía abrió la pizarra por conducto de Franco Jara.
Pachuca se encontró en un estado de motivación, el que esperaban para despegar con Palermo, quien en 2005 y como jugador, fue clave en Boca Juniors para vencer a Pumas en la final de la Copa Sudamericana. Ni contra viejos conocidos pueden los Pumas.
