IMPULSO/Jorge Camil
Trump llegó hasta aquí atropellando tratados y costumbres (como el TLCAN, el Tratado del Atlántico Norte, OTAN, y más reciente el pacto climático de París). Este racista indecente pretende eliminar el nombre de Obama y cambiar de raíz el sistema político de EU. Quiere imitar a la estrella fulgurante de los republicanos: el galán cinematográfico Ronald Reagan. (Pero a Trump no le ayudan la voz, los modales ni el look…).
En la OTAN, tras felicitar a los países miembros por las nuevas instalaciones, Trump les recordó que están atrasados en sus pagos, y que contribuyen con una cuota ridícula. Les exigió incrementar sus presupuestos para contribuir a su propia defensa. Por dignidad, la única que aceptó el reto fue Ángela Merkel, porque tiene los tamaños y tiene dinero.
Su conocida falta de discreción ha convertido a Trump en depositario peligroso de secretos de Estado. Todos sospechan que comparte secretos de Estado con su nuevo amigo favorito: Bejamin Netanyahu (Bibi). Muchos insisten en Washington que Trump debería ser evaluado profesionalmente para determinar si es conveniente que siga gobernando…
Trump confía demasiado en quienes le “doran la píldora”, y ese ha sido el lamentable caso del primer ministro Netanyahu, un viejo zorro con años de experiencia y acusaciones de corrupción que está “exprimiendo” a Trump por instrucciones del Mossad.
Bibi Netanyahu quedó obnubilado por el lujo y seguridad de la Trump Tower en el tour que le ofreció el magnate hace algunos meses. No podía creer la riqueza y seguridad que rodeaban al “emperador” neoyorquino, que además, para su enorme fortuna, comenzó a compartir con él secretos de Estado. A partir de ese momento Bibi no ha soltado a Trump.
Y así, paulatinamente, comenzaron a filtrarse secretos de seguridad nacional de EU, convirtiendo a Trump en un peligro para la seguridad de ese país y sus aliados…
Una de esas filtraciones, que por su gravedad enfureció a Theresa May la semana pasada, fue la investigación sobre la tragedia de Manchester. Los servicios de seguridad de Reino Unido descubrieron que EU (Trump) había filtrado información y fotos confidenciales de su investigación sobre el atentado.
Hoy sabemos que para derrotar a Hillary, Trump se “entregó” a los rusos. Sus hackers lo llevaron de la mano a la Casa Blanca. Durante la campaña, el embajador ruso en Washington entraba y salía de la Trump Tower en Nueva York para reunirse con el general Mike Flynn (hoy en desgracia) y el yerno de Trump, hoy en la mira del FBI como el testigo más prominente en la investigación del affair ruso (Trump y su yerno han contratado abogados).
Mientras tanto, los Clinton, que algo saben del proceso de desafuero (¿recuerdan a Mónica Lewinsky?) no se han movido de sus asientos. Sienten que el affair Trump está a punto de explotar, dándole a Hillary una segunda oportunidad de llegar a la Casa Blanca en 2020…