IMPULSO/ Mario Melgar Adalid
El tan-tán presidencial
No hay muchos créditos a favor de AMLO por lo alcanzado en lo que va de su gobierno. Los análisis son mayoritariamente críticos, existe un clima de crispación generalizado. Hay algunos analistas que por el contrario consideran un balance favorable. Aun cuando no se ha establecido todavía un sistema como el de las plumas priistas de los años ochenta, ya se puede hablar de “las plumas morenas”. Sobresalen John Ackerman, Lorenzo Meyer, Paola Félix Díaz, Hernán Gómez Bruera, entre otros.
No todo ha sido un tobogán incontrolado, existen logros, aun cuando los tropiezos sobrepasan mayoritariamente, no solamente en calidad sino en cantidad. Si fuera porcentaje de bateo como en el beisbol, el gobierno no batearía más de .150 (la razón entre la cantidad de hits conectados y el número de turnos al bate).
Resultó atinada la inhabilitación de Los Pinos para convertirlo en museo. Se confirma que no todo lo populista es deleznable. Hubo otra determinación mayor: la cancelación del Estado Mayor Presidencial.
La venta de las aeronaves oficiales, así como de vehículos del Estado Mayor también causó beneplácito popular. El presidente viaja en avión comercial, pero esta novedad lleva el riesgo de quedar expuesto a críticas, chiflidos, abucheos, insultos, aun cuando en muchos casos el presidente es el provocador.
Por lo pronto, aparecen signos de tensión social alrededor de la figura presidencial: los abucheos en Acapulco por la cancelación de las guarderías; lo acontecido en la inauguración del Estadio de Béisbol de los Diablos del México. Es evidente que el presidente cometió un error colérico al convertir una fiesta deportiva en una confrontación política. Las alusiones al equipo fifí y a la trillada mafia del poder empañaron lo que debió haber sido un homenaje generalizado de la afición beisbolera a Alfredo Harp Helú. El respetable fue al estadio a ver béisbol no ha escuchar sandeces.
En la lucha contra la corrupción no hay ni muchas, ni espectaculares noticias. Una auscultación popular determinará si deben iniciarse procedimientos en contra de funcionarios del pasado. Pedirle a la asamblea popular que resuelva si debe procederse contra supuestos corruptos es una aberración jurídica y política. Se trata de un mecanismo propio de la polis griega durante el esplendor democrático en el siglo de Pericles, pero lejos de lo que marcan la Constitución y las leyes.
Una contratista del gobierno me comentó que a partir de la llegada de la 4T ha participado ya en cuatro procedimientos de licitaciones públicas, y en ninguno de ellos le han pedido dinero para favorecer sus propuestas, como ocurría regularmente (¿invariablemente?) en el régimen anterior.
Los nombramientos de funcionarios del servicio exterior han sido adecuados, algunos plausibles, nada que ver con los de Conacyt o de secretarias en que las vacantes administrativas las ocupan personas ineptas.
La exigencia al Rey de España para que se disculpe por los abusos de la conquista es un episodio esquizofrénico. El desafío más bien parece un artilugio para dejar atrás el abucheo en el estadio de béisbol. Con ese criterio igual se le ocurre pedir indemnización por los gastos en que México incurrió cuando recibió a la República española en el exilio. En cuanto a la extraña relación del gobierno con Trump, aun cuando muchos quisiéramos un distanciamiento con quien ha utilizado a México como su punching bag, no se ha tensado. Aun la discutible reunión con Jared Kuschner, envía un mensaje alentador a inversionistas. El descuido grave fue no utilizar los espacios públicos de los que el gobierno dispone para la reunión.
El presidente de la República atendiendo asuntos de Estado exigía un marco más digno que la casa particular de un empresario. El presidente dio una explicación y al darse cuenta de lo indefendible del error, remató como un tan-tán. Solamente que el tan-tán presidencial no cancela el registro histórico del extraño episodio. Hay algunas luces, pero más sombras en el camino andado. Tan-tán.
Twitter: @DrMarioMelgarA