El niño migrante: tragedia y esperanza
Margarita Zavala
Una foto ha sacudido la conciencia del mundo, es una de esas imágenes que nos obligan a detenernos, reflexionar y actuar. Hablo de la foto del cuerpo del pequeño Aylan Kurdi en la costa de Turquía.
Este niño de tres años murió ahogado junto con su madre y hermano tratando de encontrar asilo.
En los días que siguieron a su muerte, nos enteramos de su historia en la voz de su padre, único sobreviviente de la familia; huían de la guerra en Siria. Las imágenes del padre desolado enterrando a Aylan junto a su madre y su hermano han tocado el corazón de toda la humanidad. “La foto” logró que, en los últimos tres días, España, Reino Unido, Hungría, Alemania y otros países se replantearan la política con respecto a este tema migratorio. Como dice Gonzalo Fanjul: “una foto devastadora ha hecho más que toda la compasión y el sentido común”.
Otras imágenes retratan la tragedia de la migración, vemos los ríos humanos que están tratando de encontrar asilo en Alemania. Muchos intentaban llegar en tren, pero fueron detenidos en Hungría. Ver a tantas familias con niños y bebés llorando en las vías ante hombres uniformados le recordó a Europa los capítulos más oscuros de su historia reciente. La policía, al final, no se atrevió a detenerlos. La gente les lleva agua y comida para que sigan su camino hasta que el Gobierno de Hungría envió autobuses para su traslado. Austria ya los recibe con calidez. Alemania comienza a despertar y anunció que los recibía, se pueden ver imágenes de las estaciones de trenes de ciudades alemanas en el que se los recibe con aplausos y comida; hay algo de esperanza al final de tanta tristeza. En realidad, la foto dejó entrar a la compasión y al sentido común.
Hoy, el pueblo sirio toca con desesperación las puertas de otras naciones. Cada país tendrá que asumir la responsabilidad política y humanitaria que le corresponde.
Por mi trabajo en el tema de niños y niñas migrantes no acompañados, puedo hablarles de muchas historias desoladoras de pequeños que pierden la vida migrando. En los últimos años, más de 60 mil niños centroamericanos han cruzado de distintas maneras nuestro territorio. Una gran parte lo cruzó sin compañía de un familiar, viajan solos. Son pequeños que simplemente quieren estar con su padre, con su madre, porque se ha incrementado la migración de niños menores de 12 años y de niñas de acuerdo con las cifras del Instituto de Políticas Migratorias (MPI por sus siglas en inglés).
