Señor Trump:
IMPULSO/Margarita Zavala
México y Estados Unidos han tenido una historia compartida desde que se convirtieron en países independientes. Establecimos relaciones diplomáticas en 1822. Los encuentros de nuestros pueblos y gobiernos han sido altamente productivos y han marcado a las sociedades y las culturas de nuestras dos naciones. Esta realidad es más grande que cualquier discurso de odio. Su administración, al pretender militarizar la frontera, comete un error histórico que afectaría tanto a EUA como a México.
En México, hoy nos encontramos en campañas presidenciales. Los contendientes hemos señalado nuestras diferencias. Sin embargo, los mexicanos y sus candidatos tenemos una sola voz al defender la dignidad nacional. Desde esa voz sabemos y decimos que la única vía posible es el respeto. México se ha mostrado como un amigo confiable, un buen vecino que sabe de la amistad entre los pueblos. México, asimismo, es una nación orgullosa de su historia y sus tradiciones, que se une ante la adversidad, sean desastres naturales, epidemias o la agresión de un gobierno extranjero.
La complejidad de nuestra relación se ilustra en nuestra frontera compartida. Son más de 3 mil kilómetros por donde cruzan a diario más de 1 millón de personas. Cada día, 437 mil vehículos de pasajeros y carga transitan esa frontera de manera ordenada y controlada a través de 58 cruces. Al mismo tiempo, en sólo 24 horas, cruzan mil 500 millones de dólares de bienes. Esto hace que EUA sea el primer socio comercial de México, pues concentra el 64% del comercio total y el 80% de las exportaciones. Mientras tanto, México también es primordial para EUA: somos su tercer socio comercial. Del comercio total, China representa el 16%, Canadá el 15.4% y México representa un nada despreciable 14% del comercio total. Por eso no sorprende que las exportaciones de EUA a México sean mayores que las que realiza a China y Japón en conjunto.
La realidad es que EUA vende más a México que al país más poblado del mundo. Por eso, 30 estados tienen como primer, segundo o tercer socio comercial a México y al menos seis millones de empleos dependen del comercio con México. ¿Es razonable para los intereses estadounidenses obstaculizar nuestros intercambios? La amenaza de militarizar la frontera no es un gesto de respeto. Lo exhorto a reconsiderar este acto hostil.
Trabajar en conjunto es la mejor opción. Resulta evidente que México puede seguir contribuyendo en el tema del manejo de la migración. Estados Unidos a su vez tiene la posibilidad de combatir con mucha mayor fuerza el flujo ilegal de armas hacia México. La agenda bilateral también ha de seguir desarrollándose en los ámbitos político, económico y comercial, social, medioambiental, energético, técnico, fronterizo y de seguridad. Es indispensable tener en mente que esa colaboración sólo es posible en un marco de respeto.
Los gobiernos pasarán y la relación entre nuestros países persistirá e inevitablemente crecerá. Porque independientemente de los cruces de camino que tenga nuestra historia, vamos a permanecer juntos porque geográficamente lo estamos. Y podemos decidir si lo único que nos va a unir será la geografía o también la amistad. Un cimiento para ello son las 34.6 millones de personas de origen mexicano que viven en Estados Unidos, quienes son una bisagra entre nuestras dos naciones. 193 años de relaciones diplomáticas y sobre todo de intercambios culturales, económicos, políticos y sociales entre ambos países no se interrumpirán, porque más allá de circunstancias y planteamientos pasajeros seguirán los encuentros entre nuestros pueblos.