IMPULSO/ Mtro. Marco A. Rodríguez Blásquez*
Odebrecht y quién más
En febrero del 2015, escribí en este mismo espacio “Qué pasa en Pemex”, donde refería el contenido de la conversación que tuve con abogados texanos que representan a empresas contratistas radicadas en Houston y que trabajan para PEMEX. Acudí a esa ciudad de EE.UU. por invitación del socio director de un despacho mexicano que interactúa con los abogados de los despachos de Houston.
Aún cuando el propósito de la reunión fue conversar previo a la apertura de la “ronda cero” sobre temas de seguridad en México, hablar sobre el marco legal del nuevo Sistema Nacional Anticorrupción y la puesta en marcha del Mando Único Policial, hubo un momento donde la charla se desvío a otros temas que les generaba preocupación y molestia, principalmente lo que estaba siendo la actuación de funcionarios de alto nivel de PEMEX, quienes estaban litigando con empresas extranjeras para que, de conformidad al nuevo esquema de participación compartida impulsada por PEMEX, se asociaran con un porcentaje de participación de los contratos ya adjudicados a otras empresas. Su molestia era que no se les permitiera a las empresas que se encontraban operando sus contratos elegir a aquellas que en términos económicos les conviniera compartir sus contratos, ello en lugar de imponerles con quien asociarse.
La publicación del reciente reportaje de corrupción de la empresa Odebrecht, propiedad de Marcelo Odebrecht, hace referencia a la intervención del ex director de PEMEX, Lozoya Austin, a quien denominaban “El Joven Maravilla”, al sugerirle éste a Odebrecht asociarse con la empresa Construcciones Industriales Tapia en Tula, Hgo., para construir una nueva refinería en dicho Estado, situación similar a lo que me expresaron los abogados texanos: buscar contratos multimillonarios incorporando empresas que ya cuentan con un historial de PEMEX. Al parecer, éste era el modus operandi del equipo cercano del ex Director de la paraestatal.
En aquella ocasión, en el transcurso de la conversación, surgió el nombre de Arturo Henriquez, amigo de Lozoya Austin, considerado el segundo hombre al mando. Había sido designado por Lozoya, titular de la recién creada Dirección Corporativa de Procura y Abastecimiento, dependencia donde se centralizó la contratación, cancelación y definición del rumbo de los contratos que en ese momento estaba asignando PEMEX. Antes de la creación de esa nueva súper dirección, la responsabilidad en la contratación y cancelación de contratos la tenía cada región del país donde PEMEX tiene operaciones y cuenta con infraestructura administrativa y técnica. El temor expresado por los abogados era que desde esa nueva oficina se fraguara un meganegocio cuyo operador sería Henríquez, quien había adquirido experiencia en el manejo de las relaciones con empresas extranjeras contratistas de PEMEX cuando él se desempeñó como titular de la oficina de PEMEX en Houston.
En el mismo año de 2015, unos meses después de haber escrito el artículo, Arturo Henríquez fue despedido de Pemex, el motivo que desencadenó su salida fue la fotografía en la portada del diario Reforma donde aparecen Henríquez y el ex director de la empresa Oceanografía, hoy recluido en prisión.
Desconozco hasta dónde puede llegar este delicado tema que no se daba con tal intensidad desde hace cuatro décadas cuando fue titular de la paraestatal Jorge Díaz Serrano, que ahora nuevamente pone a México en el escaparate de la corrupción y la complacencia en la aplicación de la justicia. Pero lo que sí se podrá evidenciar es el nombre de Arturo Henríquez, quien fue exonerado como uno de los principales operadores de este entramado de corrupción, siempre y cuando la PGR actúe con voluntad y eficiencia vinculando en sus averiguaciones lo que están investigando la fiscalía brasileña y el Departamento de Justicia de Estados Unidos.
* Director de BGC Consultoría Estratégica.