Enero 10, 2025
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Opinión


IMPULSO/ José Luis Lezama

La economía y la política del aire

¿Qué hacen los gobernantes para no resolver un problema que puede ser resuelto, pero del que no quieren asumir sus costos?, simplemente ignorar la raíz de los problemas y proponer soluciones cosméticas.

 

Pero es ésta una ignorancia deliberada y transmitida al público, a los ciudadanos, con la intención de que éstos se sumen a ella, lo cual se traduce en una invitación a la simulación, a no ver los problemas, pretendiendo con ello que desaparezcan de la realidad, de la conciencia y del reclamo ciudadano.

Aunque parezca lo contrario, el jefe de Gobierno, Mancera, es de los que no quiere o no puede tocar fondo para enfrentar la actual crisis ambiental. Parece que a él, y a otros políticos involucrados en este tema, no les preocupa tanto el aire que infecta la megalópolis y que daña la salud de los ciudadanos, sino el aire político que puede allanar u obstaculizar el camino hacia la sucesión presidencial de 2018.

Algunos de los gobernadores de las entidades que integran la megalópolis que se oponen al Hoy no Circula se oponen a esta medida posiblemente por los mismos motivos por los que Mancera la apoya y promueve, para ninguno de ellos es indiferente 2018 en estos posicionamientos y disputas por la calidad del aire en la ciudad y la megalópolis.

¿Cuáles serían estas medidas de fondo?, son tan simples que hasta los funcionarios de gobierno menos ilustrados sin duda las conocen. Se resume, entre otras cosas, en: llevar a cabo una planeación coordinada de la política de desarrollo urbano, la del transporte y la ambiental, renovar y verificar rigurosamente las flotas vehiculares del transporte de pasajeros y carga local, regional y federal, poner en el mercado gasolina de calidad acorde con los estándares internacionales, crear una verdadera autoridad metro o megalopolitana con poderes constitucionales para gobernar en materia ambiental y para fiscalizar y sancionar a quienes violen las leyes y normas.

Es urgente también modificar las normas ambientales para homologarlas con las internacionales, particularmente con las de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la medida que, aún cumpliendo con las actuales normas mexicanas, los ciudadanos no respiran un aire sano.

Exigir a la industria automotriz que opera en México que venda en el mercado nacional vehículos con los mismos estándares que los que fabrica para la exportación, particularmente al mercado estadounidense. Exigir a la industria y servicios de la región una renovación tecnológica y eficientización de sus procesos productivos, así como el uso de combustibles de alta calidad.

Crear una fiscalía metropolitana independiente que fiscalice y sanciones a los agentes públicos y privados en materia ambiental, incluyendo a todo el sistema megalopolitano de verificación vehicular.

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