IMPULSO/ Agencia SUN
Tuxtla Gutiérrez, Chis.
El obispo de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi Esquivel, confió que autoridades competentes de Estados Unidos “sean capaces de frenar, legalmente, los excesos racistas y los desplantes altaneros y despectivos de su actual presidente Donald Trump”.
Esto, tras precisar que más de 10 mil chiapanecos indocumentados fueron deportados el año pasado de Estados Unidos en el contexto de su política antimigratoria.
El prelado dijo que es doloroso y preocupante que los desplantes del mandatario estadounidense agraden a “muchos norteamericanos, que le aplauden frenéticos”, porque esa actitud es señal grave de los sentimientos anti-migrantes y egoístas.
Nos ven, dijo el religioso, como enemigos a vencer, como impedimentos para su propia seguridad y su desarrollo económico, pero no todos los migrantes indocumentados “son malas personas, la mayoría trabaja honradamente y aporta a la economía de ese país”.
Mediante un documento, Arizmendi Esquivel expresó que en su determinación de echar de su país a “muchos malos hombres”, porque supuestamente son criminales y drogadictos, Donald Trump “no cae en la cuenta de que hay muchísimos norteamericanos que lo son también, y que si pasa mucha droga desde el Sur hacia el Norte, es porque allá la buscan, la pagan y la consumen”, subrayó.
La culpa, agregó, no es sólo del Sur, “sino sobre todo, de ellos (Estados Unidos). Que controlen la venta de armas para que tengan más seguridad. No la quieren restringir porque su producción es uno de los soportes fuertes de su economía”, denunció.
Paradójicamente, argumentó el obispo chiapaneco que si todos los recursos que Estados Unidos utilizará para defender su frontera los invirtiera para generar empleos, disminuiría “drásticamente” la migración indocumentada de América Latina.
Y si, como lo hace Canadá, Estados Unidos ampliará más aún la cuota de trabajadores temporales, bien documentados, “otro sería el panorama”, subrayó.
Ante las deportaciones crecientes y la mayor dificultad para ingresar a los Estados Unidos, una alternativa es que los países del área generen mejores condiciones de vida, más empleo y más oportunidades de desarrollo, enfatizó.
Para el campo mexicano, planteo más apoyo al potencial agrícola y que éste sea fuente de autosuficiencia, aun con limitaciones con las cuales se puede vivir dignamente en familia.
Por tanto, se debe evitar en la medida posible, dejar la familia y arriesgar la vida en el afán de cruzar la frontera norte, por las crecientes dificultades y los riesgos de deportación.
El obispo Arizmendi Esquivel puntualizó que mientras tanto la Iglesia mantendrá su ayuda a migrantes centroamericanos que pasan por el territorio nacional, con estancia digna y segura en albergues.