Diciembre 24, 2024
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Nueva generación aprende la técnica de tejido de palma

IMPULSO/ Aída Díaz del Río
Toluca

  • Cuidan la tradición artesanal los otomíes de San Cristóbal Huichochitlán en la capital mexiquense.

Todos los días, Emmanuel González, de 14 años de edad, se sienta junto a su abuela, observa cómo sus mágicas manos convierten la palma en maravillosas e inigualables obras de arte, que durante años han dado identidad a la delegación de San Cristóbal Huichochitlán, de las que el adolescente se siente orgulloso y se esfuerza para que la tradición prevalezca en esta tierra.

Así como él, sus primos Jorge y Betzai, de nueve y 10 años de edad respectivamente, prefieren pasar el tiempo escuchando historias e imaginando qué figura de palma elaborar, que mirando la televisión o el teléfono celular. Tejer es su entretenimiento, les gusta y quieren mantener viva la tradición y el legado de su familia.

Los tres son nietos de María Molina González, una de las artesanas más longevas que aún tiene este pueblo otomí, ubicado al norte de Toluca, que tuvieron la oportunidad de nacer dentro de una familia de tejedoras de palma.

Desde que era un niño, a Emmanuel le gustaba mirar a su abuela, mamá, tías y vecinas reunirse en torno de un enorme petate, observar cómo unas rajaban la palma y otras la tejían, mientras conversan en otomí sobre los hijos, la comida, incluso de los esposos.

Recuerdos que tiene grabados en su memoria y que quiere repetir por varios años más. Emmanuel estudia la secundaria, quiere convertirse en diseñador gráfico porque, luego de perfeccionar su técnica para tejer y obtener su título de licenciatura, innovar los dibujos que su abuela crea en los exclusivos y majestuosos tapetes que elabora.

“Cuando tejo, por mi cabeza pasan maravillas, así sé que puedo construir algo con mis manos, que no necesito de una máquina. Mi abuela tiene un don en los dedos para crear miles de piezas y figuras”, expresó orgulloso.

Es así como este joven toluqueño desea que en un par de años estas obras de arte las conozca el mundo, será la aportación que haga a su comunidad y una forma de rendirle homenaje a su abuelita Mari, mujer artesana otomí que sacó adelante a sus seis hijos alternando sus actividades en la ganadería con el tejido de palma.

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