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Nikki Haley, nueva gran baja en el gabinete de Trump

IMPULSO/ Agencia SUN
Washington, EU.
Nikki Haley, la embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, dimitió este martes de improvisto, convirtiéndose en el último gran nombre de la administración de Donald Trump que abandona el barco. Lo hizo por sorpresa, sin que nadie lo esperara, y con poca más justificación de que ha llegado el momento de dar un paso al costado y pulsar el botón de pausa.
“Nikki nos dejará al final del año”, dijo el presidente Trump desde el Despacho Oval, sentado al lado de Haley. El mandatario la elogió sin complejos, asegurando que “es muy especial para mí, ha hecho un trabajo increíble y es una persona fantástica”.
Según los medios locales, la noticia fue tan inesperada que ni el vicepresidente Mike Pence, ni el secretario de Estado, Mike Pompeo, la vieron venir. Trump, sin embargo, aseguró que Haley le dijo hace seis meses que estaba pensando en dejar el puesto a finales de año.
La verdad es que la figura de Haley había perdido peso en la toma de decisiones de la administración, radicalizada con la llegada de Michael Bolton como nuevo asesor en seguridad nacional, precisamente hace medio año.
La llegada de Bolton y de Mike Pompeo, como secretario de Estado, diluyeron su poder y quedó apartada en varias ocasiones de algunas de las decisiones más importantes. Incluso, hubo desacuerdos y enfrentamientos públicos, como cuando dijeron que estaba “confundida” sobre nuevas sanciones contra Rusia.
Si bien no congenió desde primer momento con Trump, defendió sin complejos las posiciones radicales de la administración, y fue la artífice de imponer duras sanciones a Corea del Norte y, especialmente, aplicar el desdén de Trump con la multilateralidad. Alegando un sesgo antiisraelí, Haley fue la encargada de anunciar la retirada de EU del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, así como de eliminar los fondos a refugiados palestinos.
“Ha sido el honor de mi vida”, aseguró Haley, quien dijo no saber cuál era el siguiente paso de su carrera. Lo que sí aseguró tener claro es que no se presentará como candidata a las elecciones presidenciales de 2020, como se había insinuado.
Trump le abrió las puertas a volver al gobierno: “Quizá en un cargo diferente, puedes elegir”, le ofreció. Los dos se felicitaron de cómo, gracias al trabajo conjunto, ahora “se respeta más” a Estados Unidos, aunque todas las encuestas digan precisamente lo contrario.
No hubo explicación de por qué se anunció este martes y no en otra fecha, a pesar de que la carta de renuncia estaba fechada el 3 de octubre. Es probable que se esperara hasta que se finalizara el episodio Kavanaugh y el Tribunal Supremo.
La salida de Haley es la última de la sangría de dimisiones y despidos de la administración Trump, quien en menos de un año ha vivido varios terremotos de personal.
La embajadora ante la ONU era la última integrante del primer equipo diplomático y de seguridad interior que quedaba viva desde el inicio del gabinete, que se ha radicalizado con el paso del tiempo.
Con su salida, sólo quedan cinco mujeres en el gabinete y puestos de privilegio de la administración Trump. Asimismo, se pierde representatividad de las minorías: ahora más que nunca, el gabinete presidencial lo integran hombres blancos.
Los rumores para la sucesión de Haley empezaron tan pronto como se hizo público el anuncio. Una de las figuras con más opciones es Dina Powell, integrante del equipo de asesoría en seguridad nacional y que renunció al cargo para estar más tiempo con su familia en Nueva York, ciudad sede de la ONU.
En las quinielas también aparecen Ivanka Trump y Jared Kushner, hija y yerno del presidente, respectivamente.
“Es un genio oculto”, dijo Haley de Kushner, a quien felicitó por su manejo de la renegociación del nuevo Tratado de Libre Comercio (TLC) y su manejo de la región de Oriente Medio. Trump señaló que Ivanka “sería increíble” en la ONU, pero que si la designara podrían acusarlo de nepotismo.

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