Noviembre 19, 2024
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IMPULSO/ Ernesto Hernández Alarcón
La máquina molecular

“Native Invader” (2017) es el quinceavo álbum de estudio de Tori Amos, una compositora norteamericana con una trayectoria ya bastante prolífica. Estamos en un tiempo donde la madre naturaleza ha descargado su furia con mayor énfasis en zonas cercanas a nosotros: huracanes, terremotos y devastación han sido temas constantes en estos recientes días, precisamente el principal concepto que abarca el citado disco es la relación que guarda el ser humano con nuestra tierra. La destrucción creada por el hombre hacia el entorno y la respuesta de éste, además de la resistencia o la capacidad de superarse y sanar ante estas eventualidades. En ese contexto, Tori Amos se extiende a las relaciones humanas. La diva lo explica en directo: “Las canciones están orilladas por las musas para encontrar diferentes desafíos y, en algunos casos, peligrosos conflictos. La obra busca hacia la naturaleza y su manera de cómo, a través de la resistencia, logra curarse por sí misma. ¿Cuánto es nuestra responsabilidad? En la vida cabe lo inesperado: incendios, inundaciones, terremotos o cualquier cataclismo (afuera o adentro de nuestras mentes). Musical y visualmente, he querido ver cómo la naturaleza crea con sus fuerzas opuestas, el mayor regenerador a través de sus ciclos de muerte y renacimiento”.
Estamos, como es costumbre de esta excelsa pianista, ante un trabajo con temática existencial y con tendencia hacia la evolución de conciencia. Los pasajes de los distintos cortes estarán siempre respaldados en primer plano por el binomio conformado por la voz y piano de Tori Amos, aunque los arreglos y efectos sonoros que subyacen en todo el recorrido son de excelente factura. ‘Up The Creek’, por ejemplo, posee una agitada y oscura base electrónica (Tash, su hija adolescente, participa en los coros).
Mientras tanto, en ‘Bang’ se desprende humanismo: “No pueden ver, me dijeron, somos máquinas moleculares, oxígeno y carbono son parte de ello, con sueños y metas, lo único que quiero es ser la mejor máquina que pueda haber”.
“Native Invader”, luego entonces, ¿es un disco presuntuoso?, por supuesto que sí, y cabe señalar que ese adjetivo no es necesariamente adverso, sin duda es lo menos que podemos esperar de un artista del calibre de Tori Amos y por ello es una entrega poco complaciente que requerirá de más de una escucha para que de forma paulatina, vayamos descubriendo los tesoros y secretos que se encuentran bajo una superficie -como tal vez la tierra misma- a punto de explotar.

“Estamos, como es costumbre de esta excelsa pianista, ante un trabajo con temática existencial y con tendencia hacia la evolución de conciencia”, Ernesto Hernández Alarcón, Columnista.

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