IMPULSO/ Agencia SUN
Ciudad de México
Este 2015, el Museo de Israel está de fiesta por su cincuentenario, pero para Yvonne Fleitman, curadora del Arte de las Américas, aquí siempre hay motivo de celebración, ello se debe a la riqueza de las colecciones que incluyen “piezas muy calificadas, realmente muy buenas, al profesionalismo con que se trabaja” y, en gran medida, a la presencia de México en la exhibición. “La colección es buena porque es México, porque hay qué mostrar”, asegura.
Llegada hace 37 años de su Montevideo natal, esta arqueóloga uruguaya-ashkenazi que trabaja en el Museo de Israel desde hace 25 años se mueve como pez en el agua entre las piezas históricas y domina con soltura la identificación de cada objeto que adorna su sección.
En entrevista, Fleitman cuenta que el Museo de Israel tiene 50 años, al igual que el Museo de Antropología de la Ciudad de México. “Sin duda, la presencia de México está muy bien vista en nuestro museo en la parte de las Américas. Tenemos una colección muy buena de arte precolombino mexicano”, dice la curadora. Destaca además la relación entre ambas naciones y recuerda que en 1967 hubo un intercambio de objetos entre el Museo de Antropología de la Ciudad de México y el Instituto de Arqueología de Israel. “No podemos competir con la cantidad tan impresionante de objetos que hay en México, pero aquí también tenemos calidad de objetos”, reconoce.
No es novedad que junto a la riqueza de los hallazgos arqueológicos en diferentes partes del mundo esté la lucha contra la falsificación. Al respecto, Fleitman sostiene que el Museo de Israel lidia con este desafío con mucha firmeza. “Nos preocupamos mucho por ver que los objetos sean auténticos, que la restauración esté bien hecha. Gran parte de la explicación sobre el nivel de la colección es que la arqueología de México es fabulosa, la calidad artística a la que llegaron los pueblos mexicanos precolombinos se ve únicamente en otro lugar más: Perú”, finalizó.