IMPULSO/ Agencia SUN
Ciudad de México
En 2013, el chef Anthony Bourdain, quien murió hoy viernes, visitó México para grabar un episodio de su programa “Parts Unknown”. Unos meses después hizo una publicación en Tumblr para compartir algunas impresiones que tenía sobre el país y sobre los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos.
En aquel texto comenzó diciendo: “Los americanos amamos la comida mexicana. Consumimos en grandes cantidades nachos, tacos, burritos, tortas, enchiladas, tamales y cualquier cosa que parezca mexicana. Amamos las bebidas mexicanas, alegremente bebiendo enormes cantidades de tequila, mezcal y cerveza cada año. Amamos a la gente mexicana, y seguramente empleamos a muchos de ellos. Sin importar nuestras ridículamente hipócritas actitudes hacia la inmigración, pedimos que los mexicanos cocinen un gran porcentaje de la comida que comemos, que cultiven los ingredientes que necesitamos, limpien nuestras casas, poden nuestro césped, laven nuestros platos, cuiden a nuestros hijos…
“Como cualquier chef te diría, nuestra industria del servicio entera, la industria restaurantera como la conocemos, en la mayoría de las ciudades estadounidenses, colapsaría de la noche a la mañana sin los trabajadores mexicanos. A algunos, por supuesto, les gusta decir que los mexicanos están ‘robando empleos americanos’. Pero en dos décadas como chef y empleador, nunca he tenido un solo chico estadounidense en mi puerta aplicando por un puesto como lavaplatos, portero o cocinero en preparación. Los mexicanos hacen mucho del trabajo que en este país la gente, probablemente, no haría”.
Anthony Bourdain aprovechó para hacer hincapié en lo poco que Estados Unidos conoce de la gastronomía nacional.
“Por mucho que pensemos que la conocemos y amamos, apenas hemos rascado la superficie de lo que realmente es la comida mexicana. No es queso derretido sobre un trozo de tortilla. No es simple, o fácil. No es simplemente ‘bro food’ para un medio tiempo. Es, de hecho, antigua, más antigua que las grandes gastronomías de Europa y con frecuencia profundamente compleja, refinada, sutil y sofisticada. Un verdadero mole, por ejemplo, puede tomar días para prepararse, para balancear los ingredientes (siempre frescos), minuciosamente preparado a mano. Podría ser, debería ser, una de las cocinas más emocionantes del planeta. Si prestamos atención. Las cocineras tradicionales de Oaxaca hacen algunas de las salsas más complicadas y matizadas en la gastronomía”.
También habló sobre problemas como el narcotráfico y las maravillas naturales de nuestro país. Al final del texto, Bourdain hizo referencia a la corrupción y la aparente desesperanza por un futuro más feliz. Pero concluye diciendo que “hay héroes que se rehúsan a aceptar eso”.