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París
El presidente francés, Emmanuel Macron, presentó una sombría visión de la lucha global contra el cambio climático a decenas de líderes mundiales y ejecutivos de empresas, al afirmar que “estamos perdiendo la batalla”.
“No nos estamos moviendo lo suficientemente rápido. Tenemos que actuar todos”, dijo Macron, buscando insuflar algo de vida a los esfuerzos para combatir el calentamiento global después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, retirara a su país del acuerdo internacional logrado en la capital francesa hace dos años.
Macron, quien ha trabajado para consolidar su rol como líder global luego de su elección en mayo, dijo que la ciencia moderna ha revelado día a día el peligro que el calentamiento global representa para el planeta.
“Estamos perdiendo la batalla”, sostuvo, instando a una nueva etapa en la lucha contra el calentamiento global..
Francia anunció 12 compromisos no vinculantes, desde 300 millones de dólares para luchar contra la desertificación a la aceleración del cambio a una economía con una baja huella de carbono. Pero no hubo una promesa que asegure a las naciones pobres que sufren los peores efectos del cambio climático que podrán enfrentarlo de mejor forma.
Instituciones financieras públicas y privadas se comprometieron a destinar más fondos para fomentar la transición a una economía “verde” y los inversores dijeron que presionarían a las grandes empresas para que den un giro hacia estrategias más amistosas con el medio ambiente.
Entre los compromisos, más de 200 inversores institucionales con 26 billones de dólares en activos dijeron el martes que aumentarían la presión sobre las corporaciones que emiten la mayor cantidad de gases de efecto invernadero en el mundo para que combatan el cambio climático.
Según ellos, esto sería más efectivo que amenazar con quitar sus inversiones de estas compañías, entre las que se encuentran Coal India, Gazprom, Exxon Mobil y China Petroleum & Chemical Corp.
La Comisión Europea, en tanto, dijo que está “mirando positivamente” a los planes para reducir los requisitos de capital para las inversiones de bancos en proyectos amigables con el medioambiente, en un esfuerzo por fomentar la economía “verde”.