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Multimillonario respalda a López Obrador

IMPULSO/ Edición Web
Monterrey, Nuevo León.
El empresario Alfonso Romo Garza, quien se alejó de los reflectores tras vender Seminis, Cigarrera La Moderna y la aseguradora Comercial América a finales del siglo pasado, salta nuevamente a la escena pública al encabezar el equipo de expertos que elabora el proyecto de nación que Andrés Manuel López Obrador usará como argumento para intentar ganar, por tercera ocasión, las próximas elecciones presidenciales. “Hace poco estaban criticándome porque me desaparecí, no me desaparecí, me reinventé”, aclara el multimillonario en un espacioso salón del Club Hípico La Silla, en medio de neblina, lluvia y el relinchar de caballos que rompen con el silencio de sepelio de este exclusivo fraccionamiento.
“A Andrés Manuel… ¿Me preguntas que cuándo lo conocí?.. en 2011”, suelta Alfonso Romo de inmediato. “Me invitó Dante Delgado a comer a su casa. Yo tenía mucha flojera de ir. Me daba muchísima flojera. Pero Dante me hizo reflexionar, me dijo conócelo, es el líder social más importante en México que ha habido en los últimos 50 años o 70 años”.

Al empresario regiomontano le gusta mucho leer, principalmente biografías de líderes, eso lo sabía muy bien Delgado, el hoy coordinador de Movimiento Ciudadano. “Es cierto, le dije a Dante, no pierdo nada”.

Era enero de 2011. “Me invitaron a su casa en la Ciudad de México, a su departamento, no me acuerdo cómo se llama la colonia, pero yo llegué ahí, con Dante. Y platiqué con él y su esposa me pareció sensacional, Beatriz. Mira, recuerdo que estaba yo sentado y vi libros de Madero. Dije: Me los sembró. Iba yo muy desconfiado. Dije: Me los sembró, éste es Juarista”.

Alfonso Romo Garza es sobrino-nieto de Francisco I. Madero, quien además de ser presidente de México (1911-1913), provenía de una de las familias con más poder económico de este país. Friedrich Katz, profesor de la Universidad de Chicago, describió a los Madero como la familia más rica e influyente de Coahuila. Antes de 1910, por ejemplo, eran los dueños del único horno de fundición en el norte de México que no dependía de la American Smelting and Refining Company.

El abuelo de Romo, escribió Katz, era un terrateniente educado, que se convirtió en figura nacional cuando en 1908 publicó un libro sobre la reelección presidencial. En él señalaba que el problema fundamental de México era el absolutismo y el poder ilimitado concentrado en un solo hombre.

El profesor de la Universidad de Chicago señaló que Madero creía que sólo la introducción de la democracia parlamentaria, un sistema de elecciones libres y la independencia de la prensa y de los juzgados podrían transformar a México en un Estado moderno y democrático. El libro, recuerda Katz, estaba escrito con mucha cautela, aunque de todas formas le reprochaba a Porfirio Díaz las excesivas concesiones hechas a los extranjeros y el haber sido demasiado blando con respecto a los Estados Unidos.

En algún momento, Alfonso Romo se enteró de que Beatriz Gutiérrez Müller estaba escribiendo una novela sobre Madero. Comprendió que los libros no se los sembraron en el departamento de Obrador para ganar simpatía.
“Andrés Manuel me cayó muy bien, por cierto, es un hombre muy sencillo, sensible, inteligente, muy culto. Al final de la plática me dijo: ¿Por qué no me ayudas? Noooo, le dije, cómo te voy a ayudar. Con el plantón de Reforma, y con Bejarano, no, no, no… Imposible. Le dije, tu diagnóstico de México es correcto, tu diagnóstico es muy bueno, pero las medicinas, con esas medicinas no va a llegar el paciente ni a la ambulancia. Así le dije”. Andrés Manuel le respondió: “Estúdialo, velo, luego platicamos”.

Alfonso Romo salió casi convencido, creía que debía ayudarlo. Pero, no estaba seguro, por lo que contrató a varias compañías financieras para investigar a López Obrador, para saber cómo había usado el poder. Se convirtió en un enigma que debía descifrar.

“Le pedí a varios abogados que me informaran cómo ejerció el Estado de Derecho (cuando fue Jefe de Gobierno). Qué pasó con los secuestros, con los robos, y qué estaba pasando con Marcelo (Ebrard, quien ya era Jefe de Gobierno del Distrito Federal) y qué estaba pasando con Peña Nieto (quien era el gobernador saliente del Estado de México), y en el estudio salió Andrés Manuel mejor que todos, por mucho”, asegura el empresario.

Alfonso Romo dice que hizo un análisis, como si fuera a comprar un negocio. No quería llevarse sorpresas, como le pasó después de apoyar a los panistas Vicente Fox y a Felipe Calderón en sus campañas.
“Salió muy bien y desde ahí he tenido una relación muy cercana, lo veo muy seguido, todas las dudas que he tenido y todas las que me ponen en la cabeza todos los días, pues no veo, no lo veo, se me hace un líder social muy congruente, muy austero, muy como es, para bien o para mal. Entonces, por eso estoy con él”.

El martes 24 de enero de 2017, comenzó a circular en redes sociales un mensaje del fundador del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Andrés Manuel López Obrador. “El renacimiento de México no es tarea de un solo hombre”, escribió en Facebook. Y presentó a Romo como el coordinador de la elaboración del Proyecto de Nación 2018-2024, y a Esteban Moctezuma Barragán, secretario de Gobernación con Ernesto Zedillo y hoy presidente de Fundación Azteca, como el responsable de Desarrollo Social.

Adrián Rodríguez Macedo, un experto que ha acompañado en sus negocios a Alfonso Romo desde hace décadas, fue asignado a Economía y Desarrollo. La jefa delegacional de Tlalpan, Claudia Sheinbaum Pardo, está a cargo de Política y Gobierno, mientras que la escritora Laura Esquivel en Educación y Cultura.

“¡Esto es como los borregos, hay que echarse pa´tras para echar el tope más fuerte! Pero olvídate, no desaparecí, dejé de ser público. Y tuve que vender cosas porque por andar de innovador, ya mero me lleva la ola, esa es la verdad”. FUENTE: FORBES

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