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Mujeres empoderadas

IMPULSO/ Carlos Heredia

¿Cuáles son las grandes asignaturas pendientes de la sociedad mexicana? La lista es muy larga, pero tengo para mí que abatir el machismo y la discriminación contra las mujeres la encabezan.
El empoderamiento de las mujeres tiene que comenzar desde la familia y consolidarse en el ámbito laboral, impulsando un salario igual para trabajo igual. La libertad de las mujeres comienza con su emancipación económica, nos recuerdan abundantes testimonios.

Organismos públicos como el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) y el Instituto Nacional de las Mujeres (InMujeres), así como numerosos organismos de la sociedad civil subrayan que la equidad de género sigue siendo un anhelo distante.

Alexandra Haas Paciuc concluyó el 15 de noviembre su periodo de cuatro años (2015-2019) al frente del Conapred. Ha realizado una gran tarea en el impulso a los derechos de las mujeres trabajadoras del hogar, indígenas, migrantes, integrantes de las comunidades LGBTQ, deportistas profesionales, entre muchas otras.

Aun cuando la violencia de género contra las mujeres se da en hogares y ámbitos de todos los niveles de ingreso, las mujeres con más alto nivel de estudios y por consiguiente más independencia económica, tienen mayor margen para defenderse y para romper el círculo vicioso que las obliga a tolerar el maltrato y la discriminación.

La nueva presidenta de Conapred para el cuatrienio 2019-2023 es Mónica Maccise Duayhe, quien viene de una exitosa gestión como secretaria técnica del Instituto Nacional de las Mujeres.

Respetando su confidencialidad, reproduzco aquí testimonios de numerosas mujeres de base en reuniones de trabajo en distintas entidades federativas. Se trata de mujeres orgullosas de su diversidad, que cuestionan lo establecido, que ejercen sus derechos y al mismo tiempo enfrentan muchas resistencias.

“Cada una de nosotras tiene una historia. Hay que aprovechar en lo que coincidimos y respetar las diversas formas de trabajar. Aquí estamos mujeres en situación de pobreza, pero con ganas de salir adelante, entusiastas por llegar todas al parejo, juntas”.

“Somos mujeres de varias generaciones. Lo más importante es reconocernos entre nosotras. Las mayores aprendemos de las jóvenes las ganas de hacer las cosas. Quizá podemos decir que algunas de nosotras vamos de salida, pero lo que hicimos antes deja huella. Nos toca dar continuidad a la sabiduría de quienes vinieron antes que nosotras”.

“Las mujeres cuidamos a toda la familia: a los padres, esposos, hijos, y cuando nos enfermamos nadie se hace cargo de nosotras”.

“Nuestro principal problema es la violencia machista, que limita a las mujeres para estudiar, o para acceder a un trabajo pues todavía tienen que pedirle permiso al marido. Mi papá le dijo a mi mamá: no la mandes a la escuela, no necesita estudiar, porque se va a casar y sólo va a atender a un hombre. Afortunadamente mi mamá no lo escuchó y pude estudiar y superarme. La parte cultural es un alto porcentaje de los problemas que tenemos”.

“Falta una perspectiva de género en la educación. Los maestros y maestras deben propiciar que las niñas sigan estudiando, que no abandonen sus estudios a una edad temprana. El analfabetismo nos deja indefensas. Tenemos que participar más en política pues allí es donde se toman las decisiones”.

“Un problema grave es la falta de guarderías, es importante impulsarlas, necesitamos dónde dejar a nuestros niños mientras trabajamos. Además, con salarios tan bajos no nos alcanza para pagar guarderías particulares”.

Son historias personales de mujeres con un nudo en la garganta, con lágrimas en los ojos. Nos toca seguir construyendo junto con ellas los caminos para convertir el abandono, la rabia y la indignación en rumbo, estrategia y poder.
Twitter: @Carlos_Tampico