IMPULSO/ Miguel Á. García
Toluca
: Hay mujeres exitosas en lo profesional que siguen siendo quienes organizan las labores domésticas en el hogar.
En la última década, el número de mujeres que asiste a las universidades aumentó al doble, número comparado con el de la década de los ochenta, superando así a los hombres; sin embargo, sigue siendo el sector masculino el que está trabajando, es decir, ellas no son incorporadas al mercado productivo.
De acuerdo a Modesto Mejía, integrante del Centro de Investigación y Estudios Avanzados de la Población, persiste en nuestro país un modelo patriarcal en el que, pese a que el sector femenino ha ido ganando espacios, en la parte final de su preparación, sigue siendo empujado a labores del hogar, desperdiciando con ello sus años de preparación.
“Muchas veces, sólo lo hacen de forma parcial [incorporación al mercado de trabajo], hacen algunas actividades domésticas apoyando algún negocio, pero no aprovechan mucho esa educación formal que recibieron y eso es una pena”, explicó.
Las mujeres, pese a su preparación, están encargadas de la casa, lo que se traduce en desigualdad, violencia simbólica y discriminación hacia las mujeres.
Sin embargo, es un sector privilegiado el que tiene la oportunidad de estudiar hasta el nivel medio o superior, toda vez que, en el caso de aquellas que no logran alcanzar este nivel educativo, enfrentan un escenario todavía más adverso. “Les quedan trabajos muy inestables, desfavorables, casi sin prestaciones o muy básicas, lo que hace que aquellas de edad intermedia ya no encuentren trabajo”, finalizó el investigador.
Las mujeres, pese a su preparación académica, terminan encargándose de la casa, lo que se traduce en desigualdad, violencia simbólica y discriminación hacia las mujeres.
Les quedan trabajos muy inestables, desfavorables, casi sin prestaciones o muy básicas, lo que hace que aquellas de edad intermedia ya no encuentren trabajo”,
Modesto Mejía,
Investigador CIEAP/UAEM.