IMPULSO/ Redacción
Toluca
Durante los noventa, el Estado de México incrementó notablemente el volumen de migrantes internacionales.
En 1992, aportó seis por ciento al volumen nacional de emigración a la Unión Americana y en 2000, según el censo de población de ese año, se colocó como la cuarta entidad expulsora de migrantes a Estados Unidos, posición ratificada en 2010, así lo destacaron los especialistas de la Universidad Autónoma del Estado de México, Norma Baca Tavira y Renato Salas Alfaro, autores en el libro Migración internacional, territorios y sujetos migrantes del Estado de México, quienes expresaron que el caso mexiquense llama la atención debido a su posición como segunda economía del país.
Señalaron que, según encuestas de cobertura estatal, en el Estado de México, la migración internacional, además de ser urbana, incluye un alto porcentaje de mujeres y posee, por lo general, mayor nivel de escolaridad y calificación laboral.
La entidad, dijeron, también muestra una tendencia interesante cuando la migración no es vista como la mejor opción, pues, en los años recientes, su papel como estrategia laboral ha perdido terreno en las “opciones” de la población e incluso ha tendido a frenarse. Los peligros y la baja rentabilidad, aunados a una leve mejoría en la economía mexicana, son parte de la explicación, apuntaron.
La Organización Internacional del Trabajo, comentaron, reconoció que, en años recientes, el movimiento de muchos migrantes es resultado de la pobreza y la inseguridad. “Las personas que huyen de la pobreza y de las violaciones de los derechos económicos o sociales apenas tienen opciones de supervivencia en su país de origen”.