Octubre 7, 2024
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IMPULSO/ Carmen R Ponce Meléndez/CIMACnoticias

Movilidad laboral entre México y Estados Unidos

A nivel mundial, el tema de migración ha cobrado una especial relevancia y México no es la excepción, ya sea por el volumen de remesas que recibe de sus personas trabajadoras migrantes, por la problemática que viven las familias al separarlas con las deportaciones, su alto nivel de criminalización o, recientemente, por el racismo y la xenofobia que encabeza el candidato republicano a la presidencia, Donald Trump.

 

Ninguna de estas cosas son ajenas a las mujeres, por el contrario, se podría decir que están en el centro del huracán; ya sea como receptoras de remesas -en México para muchas jefas de familia es su principal ingreso, sino es que el único-, también como trabajadoras migrantes, o bien, como familiares de migrantes (madres, hermanas, hijas, esposas).

Con esta visión tiene una especial relevancia el documento recientemente publicado: “Una frontera común, un futuro común. Una propuesta para la regulación de la movilidad laboral entre Estados Unidos y México”.

Informe del Center for Global Development realizado por el Grupo de Trabajo sobre innovaciones en materia de cooperación bilateral para la regulación de la movilidad laboral en el siglo XXI.

El grupo de trabajo que lo formuló es muy heterogéneo, lo conforman académicos tan importantes como el doctor en Economía Gerardo Esquivel; un ex presidente de México (Ernesto Zedillo); un ex secretario de Comercio de Estados Unidos; personas que defienden los Derechos Humanos, funcionarios fronterizos, por mencionar algunos.

Según este documento, casi 10 por ciento de las personas nacidas en México vive y trabaja en los Estados Unidos, y los mexicanos de nacimiento constituyen por lejos la mayor comunidad de inmigrantes en éste último. Por consiguiente, aun los avances más pequeños en el abordaje jurídico y regulatorio de la movilidad laboral, podrían tener un impacto enorme a los efectos de crear oportunidades y elevar el nivel de vida en ambos lados de la frontera.

“No obstante, la mayor parte del flujo laboral entre México y Estados Unidos en los últimos 25 años ha sido de carácter ilegal, lo cual ha ido en detrimento tanto de los trabajadores como de la seguridad nacional de ambos países. A pesar de la creciente importancia de otras naciones, seguirá habiendo importantes flujos laborales de mano de obra mexicana que complementen el mercado laboral estadounidense”.

La historia nos enseña que la flexibilidad regulatoria y la cooperación bilateral son las únicas soluciones duraderas; no obstante, las limitaciones presentes en convenios anteriores son una muestra de que estos acuerdos pueden fracasar si no se planifican adecuadamente.