IMPULSO/ Agencia SUN
Ciudad de México
Asociado a las fiestas patrias y empleado en actos masivos o incluso anuncios, el Huapango de José Pablo Moncayo (1912-1958) es la única de sus obras que suele tocarse cientos de veces en las salas de conciertos y fuera de ellas.
No solamente es archiconocido en el país, sino que también forma parte del repertorio de orquestas internacionales cuando éstas interpretan música mexicana.
Y sí, el colorido Huapango se enmarca en el nacionalismo que las artes experimentaron tras ocurrir la Revolución. La gran referencia de esta época fueron los materiales y temas folclóricos, que remiten a la reivindicación de los ancestros indígenas.
Moncayo estrenó su pieza más famosa el 15 de agosto de 1941, interpretada por la Orquesta Sinfónica Nacional bajo la batuta de Carlos Chávez, que fue su maestro. Su vigencia parece inamovible, lo que ha opacado otras composiciones de gran calidad que Moncayo escribió. Compartimos contigo algunos apuntes sobre este músico, fallecido el 16 de junio de 1958:
1. Moncayo es autor de decenas de obras, entre ellas: Sinfonietta, Homenaje a Cervantes para dos oboes y orquesta de cuerdas, Sinfonia, Muros verdes, para piano, Bosques…
2. Además compuso una ópera, La mulata de Córdoba. Y su pieza Tierra de temporal fue empleada por Guillermo Arriaga para crear su coreografía Zapata.
3. José Pablo Moncayo estudió en el Conservatorio Nacional y algunos de sus maestros fueron Eduardo Hernández Moncada, Candelario Huízar y Carlos Chávez, quien lo invitó como percusionista a la Orquesta Sinfónica Nacional, que él dirigía.
4. Los colores orquestales distintos y las variaciones melódicas con diversos instrumentos forman parte del sello musical de Moncayo, que se distinguió como un hábil pianista, por su capacidad para interpretar partituras a primera vista en este instrumento.
5. Casi inmediatamente de su estreno, el Huapango se convirtió en “caballito de batalla” de diversa naturaleza. De acuerdo con el crítico musical Juan Arturo Brennan, “esta rica obra comenzó a ser usada (y abusada) como fondo musical para toda clase de propaganda oficialista y gubernamental, así como en numerosos productos audiovisuales comerciales, promocionales y turísticos de intención ‘nacional’ o ‘mexicanista'”.
6. Además, añade Brennan, aunque su interpretación es muy frecuente, no es raro “enfrentarse a malas ejecuciones de esta obra, causadas por aproximaciones rutinarias y descuidadas por parte de orquestas y directores que creyendo que conocen el material a la perfección lo interpretan con desgano y soberbia singulares”.