IMPULSO/Agencia SUN
Ciudad de México
Uno de cada tres empleados y directivos en México (32%) justifica el uso de la violencia como una manera común de solucionar problemas, porcentaje similar al de Bolivia, y la tasa más alta entre 10 naciones de la región evaluadas en el reporte de Tendencias de Honestidad en Latinoamérica 2019, elaborado por la AMITAI.
“Los mexicanos hemos perdido la capacidad de resolver nuestros problemas y nuestras diferencias de manera civilizada. Ahora recurrimos como primera instancia a la violencia. Cuando algo no nos gusta inmediatamente recurrimos a la agresión”, comenta el director general de la AMITAI, Fernando Senties en entrevista con EL UNIVERSAL.
La consultora global, que se dedica a elevar la cultura ética y organizacional de las compañías, detalla que puede haber violencia en cualquier país; sin embargo, en México una de cada tres personas la justifica como la manera más confiable y más sencilla para resolver los problemas.
“Es verdaderamente alarmante porque esto se demuestra en nuestra convivencia social del día a día. Si no creemos en la capacidad de las autoridades para resolver los problemas, los solucionamos nosotros [a través de la agresión] y por eso hay ajusticiamientos y autodefensas que alimentan ese tipo de sentimiento”, agrega.
El reporte evalúa las tendencias de honestidad a más de 46 mil candidatos, empleados y directivos de empresas en 10 países de América Latina donde AMITAI tiene presencia (Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Perú y República Dominicana), a través de 17 diferentes dimensiones, entre las que destacan: violencia, fraude, robo, soborno, lealtad y acoso sexual, entre otras.
Corrupción: robo, fraude y soborno. Dentro del tema de la corrupción se evaluaron el robo, el fraude y el soborno.
En el caso de los dos primeros, los empleados lo hacen internamente sin ayuda de nadie de afuera, mientras que el tercero se hace en colusión con alguien del exterior.
Esta distinción es importante para las organizaciones porque les afecta de diferente manera, explica el directivo. El 14% de los empleados y directivos en México justifican el robo como una forma de proceder dentro de las empresas, la tasa es ligeramente inferior a 15% registrada en la región.
Sin embargo, el reporte muestra que la mitad de los evaluados (50.1%) piensa que los empleados no roban por temor a ser sorprendidos, no es la ética ni los valores lo que impide que el individuo cometa el hurto. En otras palabras, si la persona tiene la certeza de que no será descubierta, no habrá otra razón que le impida robar.
Un caso similar sucede con los sobornos, situación que 13% de los empleados del país justifica llevar a cabo, la es tasa similar a la de la región; sin embargo, 32.2% de los empleados considera que hay lugares en donde sin el soborno no se puede arreglar ningún problema.
Esta forma de pensar no sólo ilustra el deterioro de diversas instituciones públicas, sino que también contribuye al fomento y mantenimiento de una cultura de corrupción, pues aceptar y replicar actos de soborno, promueve y normaliza este tipo de prácticas, advierte Fernando Senties.
Justifican fraude. Finalmente, 21% justifica el fraude en México como una forma de proceder, tasa ligeramente por debajo de 23% promedio de los 10 países. La razón porque el porcentaje de personas que justifican el fraude es mayor al del robo es porque es una derivación y forma de hurto.
El objetivo es el mismo, excepto que quienes normalmente llevan a cabo este delito generalmente no son los empleados de bajo rango, sino los gerentes o directivos que tienen la capacidad de alterar documentos o meter facturas falsas.
“El estudio refleja que seguimos teniendo un problema muy grave, no somos un país de gente honesta, seguimos sacando provecho de las situaciones cuando podemos.
“Puede tener diferentes causas, puede tener que ver con la necesidad de la gente o aspectos culturales, pero la conclusión a la que llegamos es que seguimos teniendo en América Latina, y especialmente en México, serios problemas de honestidad, no tenemos la convicción de que sea un valor que deba regir nuestra conducta”, concluye el directivo de AMITAI.