IMPULSO/Miguel Á. García/Toluca
Especialistas del Centro de Investigación y Estudios Avanzados de la Población de la UAEM estiman que desde el inicio de la administración del presidente Donald Trump, la cifra de migrantes mexicanos que ha buscado cruzar la frontera ha disminuido más de la mitad, ya que de un promedio de un millón anual, ha bajado a un promedio de 300 a 400 mil personas que intentaron llegar al otro lado.
Juan Gabino González Becerril, investigador de este centro y director de la revista Papeles de la Población, explicó que dentro de la coyuntura actual, la culpa de la criminalización de la migración y la violencia hacia estas personas no es solo del gobierno estadounidense, sino de las omisiones de los gobiernos mexicanos y centroamericanos.
Señaló que ninguno ha desarrollado políticas transnacionales que apoyen a los migrantes desde su lugar de origen, así como en los puntos de recepción en términos jurídicos para el respeto de sus derechos.
Sostuvo que las deportaciones no sólo están centradas en la frontera, también se dan al interior del país.
“A nivel interno, no hay una política de migración, es decir, en México hay un argumento que creo que vale la pena citarlo: es que la política de migración México es ‘no hacer política’, ésa es una, la otra es hacerle el trabajo sucio a los Estados Unidos en relación a los migrantes de tránsito”, explicó el académico.
González Becerril argumenta que, desde el 2008, la tendencia de la migración ha cambiado por el avance de una cifra creciente de niños, Naciones Unidas estima que actualmente hay 30 millones de niños refugiados en distintas partes del mundo y que el cinco por ciento de los migrantes en los Estados Unidos son menores a los 18 años.
Los niños separados de sus padres, dice, son expuestos a una mayor vulnerabilidad, “no sólo en términos de sus derechos físicos, sino universales”.
