Impulso/ Redacción
México
Durante los once días de competencia en Río 2016, el mundo observó un gesto particular nunca antes visto en los medallistas paralímpicos, quienes agitaban con una sonrisa de forma peculiar las preseas que colgaban de sus cuellos.
Como una innovación sensorial, las medallas producen un sonido particular debido a las pequeñas bolas de acero en su interior. La medalla de oro contiene 28, la de plata 20 y la de bronce 16, con lo que por primera vez en la historia los deportistas con discapacidad visual pudieron escuchar el sonido de la victoria, además de que tienen escrito en Braille la palabra “Río 2016”.
Tallado sobre las medallas podemos observar figuras en forma de piedra que simbolizan semillas que crecen y ascienden, éstas forman un espiral ascendente que representa la energía y evolución constante de los competidores. Ambos símbolos remiten al lema paralímpico “Espíritu en movimiento”.
Los creadores de este reconocimiento, en voz de Dalcacio Da Gama Reis, jefe de diseño de las medallas paralímpicas, buscan que todos los deportistas que compitieron en la justa deportiva más importante del orbe “mantengan la determinación que vemos en todos los atletas, tengan el primero, segundo, tercero u octavo lugar eso no importa, lo que importa es la determinación que tienen y que se conviertan en buenos ejemplos”.
La delegación mexicana cerró su participación paralímpica con la obtención de cuatro oros, dos platas y nueve bronces, un total de 15 preseas.
Como una innovación sensorial, las medallas producen un sonido particular debido a las pequeñas bolas de acero en su interior.