IMPULSO/ Edición Web
Toluca
Los líderes ultraderechistas y ultra nacionalistas de Francia, Alemania y Holanda se reunieron para tratar temas como el Brexit o la victoria de Donald Trump en Estados Unidos. Anunciaron la llegada de una “nueva Europa” tras las elecciones que estos países celebrarán en 2017, año que han bautizado como “el año de los patriotas”.
La francesa Marine Le Pen, la alemana Frauke Petry, el holandés Geert Wilders y el italiano Matteo Salvini ingresaron en el escenario principal del centro de convenciones de Coblenza, y el público estalló en una ensordecedora ovación.
“Ayer, una nueva América; hoy, Coblenza; y mañana, una nueva Europa”, dijo Wilders ante un enardecido público de ultras que esperan arremeter contra los gobiernos de centro e izquierda del continente europeo.
“2017 será el año en el que los pueblos de la Europa continental se despertarán”, dijo Le Pen, líder del Partido Nacional francés y que tiene prácticamente asegurado el espacio en la segunda vuelta de las presidenciales.
Le Pen celebró la asistencia de decenas de periodistas y aseguró que es una prueba de que los líderes derechistas reunidos en el recinto tomarán las riendas de Europa el año entrante.
Todos los que disertaron reivindicaron el derecho de cada Estado o Nación para decidir las políticas que mejor les convengan, una clara afrenta a la Unión Europea, a la que todos los políticos presentes quieren ver desmantelada.
Wilders afirmó que la UE “impide la libertad de los ciudadanos”, y Petry llegó a comparar a la Alemania nazi con la Rusia soviética. Para Le Pen, la Unión Europea se ha convertido en “enemiga de la libertad, la seguridad y la prosperidad”.
Trump protagonizó el evento sin estar presente. Su victoria le ha dado esperanzas a los populistas ultras, pues el republicano ultraconservador llegó a la Casa Blanca contra todos los pronósticos, a golpe de discursos cargados de odio, racismo y misoginia.
Otra que no se quedó afuera de los diálogos fue la Canciller alemana Angela Merkel, a quien la multitud le gritó “¡Merkel tiene que irse!”, una frase usada en la campaña del partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD).
En la estación de trenes de la ciudad, más de 5.000 personas (según cifras oficiales de las autoridades de la ciudad) protestaron contra la realización de la convención. Ahí estuvo el líder socialdemócrata Sigmar Gabriel, cuyo partido aparece muy mal en las encuestas con solo el 20% de los votos, no muy lejos del 15% que podría cazar AfD.