IMPULSO/ Agencia SUN
Ciudad de México
“Las vacunas funcionan” es el lema de esta Semana Mundial de la Inmunización 2017, que inicia mañana lunes 24 de abril. México es considerado un país líder en la materia por la aplicación permanente de dosis seguras, efectivas y gratuitas, que previenen 14 enfermedades.
César Misael Gómez Altamirano, subdirector de Coordinación del Consejo Nacional de Vacunación de la Secretaría de Salud, subrayó que, a través de diversas campañas que se realizan en territorio nacional, se evitan patologías infectocontagiosas y sus complicaciones.
Cuestionado sobre los posibles efectos secundarios de los biológicos, aclaró que todos los que se aplican cumplen con los estándares de calidad establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En el país, explicó, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) se encarga de analizarlos para garantizar que sean seguros y eficaces.
Para el especialista es fundamental mantener la vacunación contra enfermedades erradicadas en México, debido a la visita de turistas extranjeros, en cuyos países no tienen el adecuado control de ellas y se mantienen en circulación. Ejemplo de ello son el sarampión, la rubéola y el síndrome de rubéola congénita.
En su oportunidad, Víctor Gutiérrez Muñoz, adscrito a la Unidad de Vigilancia Epidemiológica del Hospital Juárez de México (HJM), describió los tipos de inoculaciones que se deben recibir de acuerdo con la edad de cada persona.
En el esquema de vacunación de los infantes, desde que nacen hasta los nueve años de edad, se encuentran la BCG, que previene, entre otras la tuberculosis miliar y meníngea; hepatitis B y rotavirus.
Esta última, evita diarreas graves.
La pentavalente, previene cinco enfermedades; el biológico contra el neumococo evita la neumonía; la triple viral: rubéola, sarampión y paperas, y la DTP: difteria, tosferina y tétanos.
Para adolescentes, de 12 a 19 años de edad, se incluye la hepatitis B, toxoide tetánico diftérico y la doble viral, que previene el sarampión y rubeola. En niñas, a partir de los nueve y hasta los 11 años de edad, se aplica la vacuna contra el virus del Papiloma Humano.
En la población adulta masculina son dosis contra el tétanos y la hepatitis B, y si tienen riesgo de exposición, las de sarampión y rubeola. Mientras que en las mujeres embarazadas se emplea el toxoide tetánico diftérico para evitar contagio del tétanos neonatal. En la tercera edad, son contra la influenza y neumococo.