IMPULSO/ Edición Web
Caracas
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ofreció al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, una conversación frente a frente, pero lo acusó de promover la violencia para derrocarlo y el aislamiento internacional de su país.
“Si está tan interesado en Venezuela, aquí estoy yo (…). Mister Donald Trump, aquí está mi mano”, dijo Maduro, al acudir este jueves en el Palacio Legislativo a la sesión de la Asamblea Constituyente, ante cuyos 545 miembros declaró su subordinación.
El presidente ordenó al canciller Jorge Arreaza iniciar gestiones para buscar una “conversación personal” con Trump, telefónicamente o incluso en el marco de la Asamblea General de la ONU, en Nueva York, en septiembre.
Al tiempo que dijo querer relaciones “normales” con Estados Unidos, le advirtió al mandatario estadounidense que su país responderá “con las armas en la mano” a una agresión. “Venezuela jamás se va rendir (…) debe saberlo el imperio norteamericano”, amenazó.
La víspera, el Tesoro norteamericano impuso sanciones contra Adán Chávez, hermano del fallecido presidente Hugo Chávez (1999-2013), y otros siete funcionarios por impulsar la Constituyente, quienes se sumaron a 13 sancionados, acusados de romper la democracia, corrupción y violación de derechos humanos.
Maduro, el principal sancionado por Estados Unidos, anunció su intención de recurrir ante la justicia de ese país contra las sanciones “porque no tienen base moral”.
También lanzó ataques contra países vecinos, luego que esta semana 12 gobiernos de América condenaron a Maduro por una “ruptura” de la democracia y desconocieron la Constituyente -también rechazada por la Unión Europea.
“Quienes se complotan contra Venezuela (…) son los gobiernos más salvajemente subordinados a la política exterior de Estados Unidos (…) son arrastrados”, aseveró Maduro.
“JUSTICIA SEVERA”
El presidente convocó la Constituyente, que regirá al país por dos años con poderes ilimitados, prometiendo que traería una salida a la grave crisis política y económica del país, sumido en una ola de protestas que deja unos 125 muertos.
Maduro celebró que, apenas se instaló el pasado fin de semana, la Constituyente destituyera a la fiscal general, Luisa Ortega, una confesa chavista que se rebeló contra el gobierno y a quien acusó de dar una “puñalada por la espalda”.
Ante los asambleístas presentó una ley para castigar con penas de 15 a 25 años de cárcel a quienes “expresen odio, intolerancia y violencia”.
“Ya basta de odio, basta de intolerancia”, dijo Maduro, quien reiteró la necesidad de aplicar “justicia severa” y levantar la inmunidad a diputados y otros dirigentes acusados de instigar a la violencia en las protestas.
Según la oposición, 23 de sus alcaldes han sido blanco de la justicia -acusada de oficialista-, algunos de los cuales están presos, destituidos y en fuga o en el exilio, y otros tienen procesos pendientes.
La justicia condenó el miércoles a David Smolansky, alcalde del municipio de El Hatillo, a 15 meses de cárcel, igual que lo hizo hace dos días con Ramón Muchacho, alcalde de Chacao. Ambos están en fuga y fueron castigados por no impedir bloqueos de vías en sus municipios, en el este de Caracas.
“¿Esta es la paz que dice Maduro? Pero ninguno de nosotros le tiene miedo a la persecución”, aseguró el alcalde del también caraqueño municipio de Baruta, Gerardo Blyde, igualmente con un proceso abierto en los tribunales.
“NO NOS VAMOS A RENDIR”
La coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) decidió participar en las elecciones de gobernadores del 10 de diciembre para no dejar el camino libre al gobierno, pese a que acusa al Consejo
Nacional Electoral (CNE) de “fraude” en la elección de la Constituyente.
Pero “la prioridad no es tener gobernadores, sino salir de la dictadura”, aseguró el vicepresidente del Parlamento de mayoría opositora, Freddy Guevara, al convocar a una marcha el sábado, en respaldo a los alcaldes destituidos.
“No nos vamos a doblegar, no nos van a rendir, aunque con la Constituyente están envalentonados”, añadió Guevara.
Analistas consideran que el gobierno no está en capacidad de ganar una elección.
Maduro enfrenta el rechazo de 80 por ciento de los venezolanos, según encuestas que indican que la MUD podría ganar hasta 18 de 23 gobernaciones, lo que sería un nuevo golpe al chavismo, que sufrió en las legislativas de 2015 su más estruendosa derrota.
Pero la oposición no la tendrá fácil. Uno de los más poderosos constituyentes, Diosdado Cabello, dijo que los candidatos opositores requerirán “un certificado de buena conducta” de ese órgano que valide que no alentaron la violencia en las protestas. EL FINANCIERO