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Toluca
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, dejó en manos de su vicepresidente, Tareck El Aissami, el poder de remover viceministros, decidir sobre las partidas presupuestarias de los ministerios, decretar expropiaciones y liquidar o crear instituciones estatales, entre otras atribuciones que antes eran de competencia exclusiva para el jefe de Estado.
El gobierno justificó el traspaso de las atribuciones con el argumento de que es necesario “agilizar” el trámite de algunas materias. El Aissami, quien fue designado el pasado 4 de enero, también podrá exonerar del IVA a algunas empresas y aprobar la adquisición de dólares por parte de organismos estatales.
La disposición, publicada en la Gaceta Oficial, establece que El Aissami debe rendir cuentas mensuales a Maduro sobre las decisiones tomadas en el uso de estos poderes especiales. Además aclara que Maduro se reserva el derecho de ejecutar estas mismas medidas cuando lo considere necesario.
La figura del vicepresidente es clave en el contexto de la crisis venezolana. Si Maduro fuera revocado mediante un referendo, El Aissami lo reemplazaría hasta enero de 2019, cuando termina el mandato.
El Aissami es identificado como una de las figuras más radicales del oficialismo. Es investigado por las agencias de inteligencia de EE.UU por sus vínculos con el narcotráfico y el extremismo islámico.
Según la politóloga Francine Jácome, “le dan más poder, aunque no en áreas estratégicas, que están reservadas para los militares”: “Son atribuciones que puede aprovechar mediáticamente, lo están preparando para una eventual candidatura presidencial”.
Tras su designación, Maduro, con una baja popularidad, también lo puso al frente el llamado “comando antigolpe“, un grupo integrado por varias figuras fuertes del chavismo que tiene por objeto contrarrestar presuntos planes desestabilizadores de la oposición.
Con información de Clarín y La Nación