Julio 16, 2024
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Los riesgos de gobernar  a “mano alzada”

IMPULSO/ Gonzalo Vaca

No cabe duda que llevar agua a las comunidades o construir hospitales es una prioridad de cualquier gobierno, pero decidir acerca de la viabilidad o no de este tipo de asuntos de interés general, no puede hacerlo nadie en un mitin callejero, en el que se pide a los acarreados, levantar la mano y decidir qué construir o que destruir.

El pueblo es sabio y el pueblo manda y bajo esta primicia es loable conocer la voluntad popular, pero esa voluntad debe ser de la mayoría de los beneficiados o afectados y no solamente de unos cuantos, congregados en la plaza pública.

Todo esto tiene relación con la forma de gobernar de López Obrador y de cómo dio por terminada una obra de interconexión entre  Gómez Palacio y Lerdo, en Durango en la que se invertirían un total de mil 200 millones de pesos y se crearían al menos dos mil empleos entre directos e indirectos.

El Proyecto Integral de Modernización del Transporte fue entregado el pasado 6 de junio a  Banobras y se esperaba que en un plazo no mayor a 120 días fueran canalizados 148 millones de pesos del Gobierno Federal y 185 millones de aportación estatal, destinados a concretar la primera fase del Metrobus.

El proyecto del Metrobús en la Laguna de Durango contemplaba la reestructuración de 30 a 22 rutas con una troncal por el bulevar Miguel Alemán desde la estación Nazas hasta la llamada Curva del Japonés, que operaría con 14 unidades climatizadas de 12 metros de longitud.

Era un proyecto bondadoso, porque además fomentaría el uso del transporte público amigable con el medio ambiente al desaparecer las rutas suburbanas, que se convertirán en alimentadoras con 220 unidades, es decir, se reducirán a menos del 50% la contaminación que se genera actualmente en ambos municipios.

También incluía Centros de Transferencia que contarían con oficinas de prepago y un centro de control para el monitoreo de las cámaras internas y externas de las unidades para mayor vigilancia y seguridad de los usuarios.

En fin, que luego de que el presidente López Obrador, pidiera a los presentes decidir si estaban a favor o en contra del Proyecto, al unísono los asistentes al mitin que más bien parecía motín, se voto a “mano alzada” la cancelación de un proyecto de desarrollo urbano que uniría a dos importantes demarcaciones de la zona de la Laguna norteña de México.

Así es que “luego de medirle el agua a los camotes”, con total cinismo se dio a conocer el “pues ya no hubo Metrobus”.

La alcaldesa de Gómez Palacio Durango, Leticia Herrera Ale, señaló que dentro los invitados al mitin del presidente, Andrés Manuel López Obrador, fueron ubicados “agitadores” que tenían como objetivo principal desestabilizar el acontecimiento y que por desgracia, lo lograron.

Señaló que, como Gobierno Municipal, se ampararán para que la administración realice este proyecto del que dijo se tenía la expectativa para que la ciudad tuviera un mejor nivel al contar con un Sistema de Transporte Moderno, de acuerdo a las necesidades de la población.

Lo criticable es la simpleza con la que el Gobierno Federal toma decisiones y ofende sin escrúpulos la autonomía de las entidades; en este caso la de Durango, fundamental para el desarrollo armónico del Federalismo.

La columna vertebral de una metrópoli es la movilidad, para que se permita la expansión de manera eficiente. Para los especialistas en urbanismo es “un error que el presidente haya dado esa orden sin haber revisado los números y la viabilidad. Hay un estudio del proyecto de inversión que lo hizo la misma Federación y deriva en la viabilidad financiera”. Lo criticable dijo, es que se está supeditado el proyecto a presiones políticas https://www.milenio.com/estados/error-cancelar-metrobus-laguna-durango-implan

Lo preocupante, en consecuencia, es que efectivamente con tintes políticos, el tabasqueño ya se atrevió a “tirar” un magno proyecto de infraestructura intermunicipal, por lo que se establece un precedente para que siga por esa misma línea de confrontación y se imponga el centralismo del poder.

Avasallar la autonomía de los estados libres y soberanos e ir en contra del Pacto Federal, puede traer consecuencias que desestabilicen aún más la de por sí maltrecha coordinación entre los diferentes órdenes de Gobierno; la sumisión nunca debería ser opción. La imposición de deberes y quehacer, tampoco, sobre todo si hablamos de intereses generales que pueden verse pisoteados, porque a unos cuantos así se les dio la gana.

De nueva cuenta AMLO demuestra el autoritarismo de su gobierno, sin importarle más que lo que diga su dedito; en este caso fueron los aplausos a favor y en contra los que decidieron el futuro de una región estratégica para la competitividad, no solo de la Laguna, sino del país entero. Una vez más, ante el absolutismo ¡Cuidado México!

 

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