IMPULSO/ Agencia SUN
Ciudad de México
A pesar del boom de las monedas virtuales, los monederos y transferencias electrónicas, las tarjetas de crédito y débito, la mayoría de los mexicanos prefiere el dinero en efectivo. Cada vez crece más la demanda del dinero contante y sonante, es decir, los billetes y monedas que circulan en la economía y cambian de manos día a día.
Para satisfacer la demanda de 125 millones de usuarios mexicanos del efectivo y de los 40 millones de turistas que visitan el país cada año, el Banco de México (Banxico) se encarga de fabricar los billetes y ponerlos en circulación.
Este año tiene programado producir mil 450 millones de billetes de todas las denominaciones —menos la de mil pesos porque tienen en inventario—, lo que significa un aumento de 18.8% en comparación con 2016, cuando se fabricaron mil 220 millones de piezas.
Del total de los billetes, el que más se producirá será el de 500 pesos, que trae impreso la figura del muralista Diego Rivera y al reverso a Frida Kahlo, porque es el de mayor demanda; por eso se fabricarán 600 millones de piezas.
“Más que emitir, es fabricar billetes y la emisión se da conforme se da el ciclo; pronosticamos cuántos billetes y monedas requiere la economía y en función de eso tomamos en cuenta las variables económicas, demográficas y consideramos de una manera muy importante el tiempo estimado de vida del billete en circulación”, explica el director general de Emisión de Banxico, Alejandro Alegre Rabiela.
En entrevista con EL UNIVERSAL, dice que la variación de la cifra entre un año y otro se debe en parte en cómo se administran los inventarios y en otras ocasiones con la estacionalidad de la demanda, así como por el programa de mantenimiento de los equipos de impresión.
Agrega que toman en cuenta todo lo anterior, y con base en ello le proponen a la Junta de Gobierno de Banxico cuál puede ser el plan de fabricación de billetes para el año entrante.
También cuál debe ser el plan de acuñación del año próximo. En este caso, aclara, que las monedas no las acuña Banxico porque la ley dice que sólo les corresponde ordenarle a la Casa de Moneda de México, que depende de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), la emisión de moneda metálica.
Una vez que reciben los billetes y monedas comienza el proceso de distribución o la puesta en circulación y conforme se va agotando su tiempo de vida útil, los retiran.
Nueva fábrica
La creciente demanda de billetes es una de las razones por las que el Banco de México tendrá una nueva fábrica en El Salto, Jalisco.
“Si tomamos en cuenta que el uso de los billetes en México se ha mantenido en niveles altos con respecto a los del mundo; si comparamos el número de billetes que había el viernes 4 de agosto a la misma fecha de 2016, hoy tenemos casi 10% de billetes y monedas más en circulación”, pondera Alejandro Alegre.
Menciona que por un lado eso quiere decir que usamos más billetes y, ante esa necesidad, si la demanda se mantiene en esos niveles, se tienen que fabricar más piezas cada año.
Reconoce que en la fábrica de Legaria, en la Ciudad de México, tienen cierta capacidad instalada, pero hay que aumentarla.
“Había que crecer en capacidad instalada; lo podríamos hacer aquí en Legaria o en cualquier otra; lo decidimos hacer en otra ciudad para una mejor administración de riesgos, para no tener todos los huevos en la misma canasta”.
De esta manera, considera que administrarán mejor los riesgos y se garantizará la continuidad de las operaciones del proceso de fabricación de billetes. “Si concentrábamos toda la fabricación, como hoy lo tenemos en un sólo sitio de producción, siempre íbamos a estar expuestos a X riesgos que de darse nos pueden interrumpir el proceso de fabricación de billetes”, expone.
En caso de un sismo de gran magnitud, pensando en un escenario catastrófico, como el de 1985, un incendio o inundación, por eso decidimos desconcentrar la operación, porque es una actividad fundamental para el desarrollo del país, añade.
“Vamos a incrementar esa capacidad de producción para tener mejor cobertura y flexibilidad para atender esa creciente demanda que tiene la economía por los billetes mexicanos”.
La obra se terminará este año, pero se estima que iniciará operaciones en 2018.
Alejandro Alegre comenta que al gobernador Agustín Carstens le hubiera gustado mucho no sólo haber puesto la primera piedra en octubre de 2014, sino dar el banderazo de inicio.
Sin duda estará invitado y esperan que pueda asistir para ver “esa semilla germinada”, pues para entonces estará en Basilea, Suiza, dirigiendo el Banco de Pagos Internacionales (BIS).
¿Quién firma los billetes?
Todos los billetes que fabrica el Banco de México son firmados por dos personas: un miembro de la Junta de Gobierno y el cajero principal.
Así lo establece la Ley de Banxico en su artículo quinto, en el cual se fijan las características que deben tener los billetes mexicanos.
Cada 50 millones de billetes se va turnando el miembro de la junta de gobierno que los firma, precisa Alejandro Alegre, quien también funge como cajero principal.
“Todos los billetes mexicanos los firmo yo, y un miembro de la Junta de Gobierno que va variando cada 50 millones de piezas”, precisa.
En el caso de los billetes conmemorativos, como el que se fabricó con motivo del Centenario de la Constitución, se tomó la decisión que cada uno de los miembros de la Junta de Gobierno firmara 20 millones, tomando en cuenta que fueron 100 millones en total.
Es decir, que cada uno de los cuatro subgobernadores y el gobernador, Agustín Carstens, tuvieron la oportunidad de plasmar su firma en los nuevos billetes de 100 pesos conmemorativos de los 100 años de la Constitución.
Los billetes se firman porque así lo mandata la ley, pero también le da un elemento de autenticidad y oficialidad. Con ello se traslada la certeza de que son emitidos por el banco central y por las personas que tienen la atribución legal para hacerlo.
Alejandro Alegre dice que no se tiene pensado fabricar algún billete de manera especial para reconocer la trayectoria de Agustín Carstens al frente de Banxico, ahora que se vaya al BIS. No tiene registro de que algún banco central haya producido alguna pieza por esas razones. El gran número de billetes que se ponen en circulación se diseñan en la mayoría de los países con personajes que ya murieron, muy pocos incorporan los retratos de personas vivas.
“No tengo en la memoria que un billete lleve el retrato de algún banquero central en el mundo. Veo muy difícil que las autoridades de cualquier banco central accedan a un reconocimiento de esas características, y creo que sería muy difícil de aceptar un honor de esas características”, refiere.
En Estados Unidos no se tiene registro que el presidente de la Reserva Federal (Fed) salga en los billetes; los firma la tesorera en turno y dos de ellas han sido de origen mexicano.
La ley en EU dice que los debe firmar la tesorera y el secretario del Tesoro, comenta al enseñarnos un billete que le mandó Rosa Ríos, una de las tesoreras que estuvo de visita en la fábrica para ver el proceso, porque en ese momento estaban incorporando al dólar el hilo de seguridad que tienen los billetes mexicanos.
Poco se sabe que México fue el segundo país, después de Suecia, en incorporar ese elemento de seguridad en el mundo; hoy lo usan más países. “Es un elemento de seguridad muy robusto que es muy difícil de falsificar, y por eso cada vez más bancos lo están usando”, destaca.
La poderosa
¿Cómo es que firman los billetes?
Cada vez que se nombra un nuevo miembro de la Junta de Gobierno, se le entrega en un cartoncillo blanco tamaño carta con 10 espacios rectangulares para pedirle que firme ahí con un plumón de tinta gruesa y otra delgada; se recopila ese número de firmas y después se entrega a los que se encargarán de hacer de esa firma placas que se montan en las máquinas para ver cuál es la que tiene las mejores características para poderla incorporar al proceso y ajustar el tamaño. Luego se le enseña al miembro de la junta para ver si de acuerdo al conocimiento que tiene de su firma, si efectivamente es la que más se asemeja.
Algunos billetes ya llevan la firma del nuevo subgobernador Alejandro Díaz de León, pero todavía no están en circulación; en cambio, todavía siguen emitiendo billetes con la firma del que estaba en su lugar, Manuel Sánchez.
Tiempo de vida
Los billetes tienen un promedio de tiempo de vida de 56 meses para todas las denominaciones. El que más perdura es el de mil pesos porque circula poco entre las manos de la gente, puede llegar a durar 90 meses en circulación.
El que se desgasta más es el de 20 pesos, con 40 meses de vida, porque a pesar de que es de plástico y es mucho más perdurable en circulación, es el que más manipulan los mexicanos en las transacciones; antes, cuando era de algodón, duraba ocho meses.
Desde hace 17 años se tomó la decisión de fabricar los billetes de 20 y 50 pesos de polímero o plástico, porque son los que más circulan y con ello se asegura que tendrán mayor resistencia. El resto de las denominaciones de 100, 200, 500 y mil pesos se hacen con algodón. En algunos casos, los de 100 y 200 pesos, al igual los de polímero, los recubren con un barniz transparente parecido al de uñas, para incrementar su vida en circulación para hacerlo más resistente a aquellos que se van a encontrar en la “calle”, comenta Alejandro Alegre.
No le ponen ese barniz a los de 500 y mil pesos porque son los menos manipulados.