IMPULSO/ Edición Web
Italia
La investigación fue abierta en 2014, luego de que otra enfermera del mismo nosocomio presentara una denuncia a la policía argumentando que en el lugar en el que trabajaba la pareja los pacientes morían “muy rápido”.
Decenas de pacientes habrían sido asesinados por el médico y la enfermera del hospital de la norteña ciudad italiana de Saronno arrestados el martes pasado, anunciaron hoy portavoces del cuerpo policial conocido como los carabineros.
Dijeron que más de 50 expedientes clínicos (de pacientes que fallecieron sospechosamente) fueron confiscados en relación a la detención del médico anestesista Leonardo Cazzinaga, de 60 años de edad, y de su amante, la enfermera Laura Taroni, de 40, inicialmente acusados de cinco homicidios.
La pareja trabajaba en el hospital público de Saronno, provincia de Varese, en la norteña región de Lombardia, y planificaba detalladamente la forma de matar a pacientes muy enfermos y ancianos que eran internados en ese instituto.
Pero entre sus víctimas también estuvieron el marido y la madre de Laura Taroni, Massimo Guerra y Maria Clerici, igualmente envenenados con cocteles de fármacos.
Asimismo, se sospecha que Taroni asesinó con las mismas modalidades a su suegro, así como a un tío de su marido y que planeaba hacer lo mismo con sus propios hijos, de 11 y 9 años de edad. A uno de ellos comenzó a darle medicamentos que no necesitaba.
“Estoy trastornada, me parece más allá de toda imaginación que puedan suceder cosas de ese tipo en un hospital”, declaró la ministra de Sanidad, Beatrice Lorenzin, al conocer los detalles del caso.
La investigación fue abierta en 2014, luego de que otra enfermera del mismo nosocomio presentara una denuncia a la policía argumentando que en el lugar en el que trabajaba la pareja los pacientes morían “muy rápido”.
Fue entonces que una jueza autorizó a la policía intervenir los teléfonos de los acusados, con lo que fueron interceptadas llamadas en las que ambos se ponían de acuerdo sobre la manera de acabar con sus víctimas y respecto a la necesidad de que fueran cremadas para que no quedaran pruebas.
Según los fiscales, los dos amantes hablaban tranquilamente de homicidio como una manera de resolver cualquier problema.
Un total de 14 personas fueron puestas bajo indagación, entre ellos el director sanitario y el director de urgencias del hospital, acusados de omisión de denuncia.
De acuerdo con varios testigos, en el hospital “todos sabían” lo que ocurría e incluso otra enfermera habría extorsionado a los acusados para no revelar la verdad.