IMPULSO/ Edición Web
Las Vegas
Un año más, Las Vegas concentra miradas tecnológicas. El mayor evento mundial de electrónica de consumo está a punto de empezar. Aunque sus productos despiertan cada año menos interés, nunca flojea y siempre presenta tendencias interesantes a las que echar el ojo de cara a un futuro entre cercano y lejano. Esto es lo que podemos esperar del CES de 2017.
2017 es el año en el que el mercado ya tiene las suficientes opciones interesantes con 4K a un precio para (casi) todos los públicos. Los escaparates ya tienen modelos de todos los tamaños “normales” a menos de mil dólares siempre y cuando no se persiga una calidad de imagen (lo cual no equivale a resolución) excelente. Los que quieran ambos elementos tendrán que rascarse más el bolsillo o esperar a que los precios a pagar por el 4K sigan bajando. De momento, en este CES se presentarán nuevas propuestas que, sobre todo, harán suavizar los precios de los modelos ya presentes en el mercado, algo imprescindible para terminar con los escépticos que crean que comprar un televisor 1080p en 2016 es suficiente. Sobre todo porque el ciclo de renovación de un televisor es mucho más largo que el de un smartphone, y más pronto que tarda comenzará a extrañarse la posibilidad de ver contenidos en 4K.
El 4K es irremediable, el empujón seguirá llegando para el HDR. Mientras tanto, marcas chinas presentan propuestas cada vez más atractivas en gama alta
La conectividad de los televisores ha llegado a la comoditización: no es demasiado importante porque se ha llegado a un nivel generalizado más que aceptable, y siempre quedan alternativas (Chromecast, Apple TV y compañía) que complementen. Lo interesante, tras años de Smart TV’s incipientes, vuelve a estar en la imagen. Lo cual nos lleva al siguiente punto.
Por otro lado, la consolidación del HDR como salto útil real en los televisores. En este CES hará dos ediciones desde que asomaron la cabeza. Los productores de contenidos han seguido la estela y la tendencia se acentuará en los próximos meses. El HDR, si no lo es ya, debería ser lo prioritario a la hora de escoger nuevo televisor. Y en este CES veremos nuevas apuestas en esta dirección.
La mayor batalla estará entre los modelos de Samsung, muchos de ellos curvos y con Quantum Dots, frente a los OLED que presumiblemente anunciará LG, y los probables nuevos modelos de Sony con esta tecnología en sus paneles. Otros fabricantes que llevan tiempo arriesgando en sus propuestas para hacerse un hueco entre los grandes, como LeEco o TCL, vienen de China y quieren hacer ruido del bueno con diseños propios que les hagan destacar de las líneas reconocibles de las grandes marcas.
El modelo “casco con lentes baratas + smartphone que haga de pantalla” ha llegado al pico de la democratización, y casi cualquier terminal puede introducirse en una carcasa adaptada a nuestra cabeza para que tengamos realidad virtual. El listón debe seguir subiéndose para que la realidad virtual móvil “premium”, sin llegar a la altura (y precios) de HTC Vive, PSVR y compañía, siga a la suficiente distancia de la experiencia que puede lograrse por quince euros en Amazon. Muchas startups están apuntando precisamente hacia ahí, hacia conseguir diferenciación que valga la pena y que justifique la diferencia de precio.
Mientras tanto, las marcas pelean por crear el ecosistema más completo, con más estudios de desarrollo volcados en ellas. Facebook, que sabe lo que se cuece, compró Oculus. Y Samsung, acostumbrada a hacer negocio como pocos, se juntó con ellos para “su” realidad virtual, dejando como resultado lo más llamativo del panorama VR en esta primera fase de llegada a todos los públicos.
2016 fue el año, entre otros, de Pokémon GO: nadie hasta ahora había visibilizado tanto el potencial de la realidad aumentada. Ni siquiera Microsoft con sus Hololens, que seguro volverán a la carga con nuevas posibilidades, y quién sabe si con precios más orientados hacia las masas. De momento,
Diez marcas representarán a la conducción autónoma en el CES de este año para seguir mostrándonos el coche del futuro. Eso pasa por repensar el coche, no solo hacer prescindible al conductor: ¿por qué seguir construyéndolos con elementos que ya no serán necesarios? Volante, pedales, botones y mandos del salpicadero, asientos alineados, ventanas en todo el perímetro…
Toyota, Audi o Mercedes entre otros se encargarán de demostrar que no solo de Google y Tesla vive el coche autónomo, y presentarán sus últimos desarrollos. Será especialmente interesante ver cómo afronta cada marca la principal disyuntiva: seguir fabricando coches “tradicionales” con la posibilidad de que sean autónomos, o ir apuntando a los coches únicamente autónomos, sin posibilidad de conducción humana. Posiblemente los segundos sean todavía meros prototipos y una parte residual mientras dure la transición, y en esta fase abunden los primeros modelos.
Sabemos que Samsung va a presentar un parche inteligente que se adhiere a la piel que realiza mediciones en nuestro cuerpo. Será la próxima generación de wearables: ir más allá del reloj y la pulsera, y presentarse en formatos naturales, normalizados, integrados en el cuerpo de una forma poco aparatosa y muy invisible. Muchas startups presentan ideas bajo esta premisa, y falta ver cuánto tardan los grandes en seguir el juego como ha hecho Samsung.
Eso sí: ni de lejos veremos la locura smartwatch de 2014, 2015 y ya en menor medida 2016. El mercado se saturó, Apple ha acaparado ventas por encima de cualquier otra plataforma, y es hora de la maduración.
Samsung abrirá el melón con Odyssey, su nuevo portátil orientado al gaming con potentes tarjetas gráficas Nvidia y AMD, versiones de 15 y 17 pulgadas, y pantallas HDR para hacerse un nombre en un sector dominado por Razer, quien ha sabido entender a la perfección el mercado de los jugones y va superándose año tras año. Lenovo por su parte ya ha ido anunciando sus propuestas para consolidar otra tendencia en la compañía: atacar el mercado de los videojuegos y los eSports. Mismo objetivo que Samsung: que una gran empresa consiga entrar exitosamente en este mercado.
Los drones tendrán cierto protagonismo con una misma idea colectiva: desbancar al todopoderoso DJI, quien domina el negocio y crea propuestas cada vez más interesantes, como el ridículamente pequeño y genial Mavic Pro. La gama blanca conectada y cada vez más inteligente también tendrá una presencia fuerte. Un buen ejemplo son los robots aspiradores de Samsung, que integran a Alexa, el asistente por voz de Amazon Echo.
La llegada de los AirPods debería suponer una pequeña explosión de auriculares inalámbricos con esta misma idea, pensados ante todo para ser usados con el smartphone, y con una autonomía a su nivel, toda vez que la facilidad para el emparejamiento va a ser el nuevo reto. Complicado para fabricantes que no controlen también el hardware del terminal: ahí se beneficiarán los Samsung, Sony, LG y compañía. Fuente: Hipertextual