IMPULSO/ Agencia SUN
Ciudad de México
La lápida de Miguel de Palomares, uno de los primeros miembros de la Iglesia Católica en la Nueva España, pasó a formar parte de las colecciones del Museo del Templo Mayor.
La losa funeraria de este personaje que fue uno de los primeros evangelizadores en el Nuevo Mundo fue hallada en marzo de 2016, cuando trabajadores de la Ciudad cambiaban las luminarias de la Catedral Metropolitana. En las maniobras, los trabajadores localizaron la lápida a unos cuantos metros del nivel de calle, justo frente al recinto religioso.
Debajo de ella, los arqueólogos del Programa de Arqueología Urbana (PAU) encontraron también los restos de este religioso hasta entonces desconocido.
Después de los trabajos de rescate, restauración y análisis, los especialistas del INAH saben ahora que Miguel de Palomares tendría entre 39 y 45 años de edad al momento de su muerte y que habría medido aproximadamente 1.73 metros.
La importancia de este personaje radica en que se trata de los primeros evangelizadores que sentaron las bases de la Iglesia, destacó ayer Raúl Barrera, director del PAU. “Fue de los primeros fundadores de la Iglesia católica de la Nueva España”, dijo durante la presentación a medios de la pieza.
El arqueólogo explicó que estudios osteológicos que especialistas realizaron a los restos del religioso indican que padeció la llamada enfermedad de Perthes, “anomalía que afecta la cadera en la niñez y que produce la destrucción de parte del hueso de la cabeza del fémur”.
Tras los estudios y tratamiento de los huesos, los restos del canónigo reposan en un nicho en la Catedral Metropolitana, junto a los del fray Juan de Zumárraga, el primer obispo de México.
Su lápida también fue restaurada y ahora se puede apreciar sobre ella un escudo con tres flores de lis y su epitafio: “Aquí yace el canónigo Miguel de Palomares, canónigo que + fue de los primeros en esta santa iglesia, falleció año de 1542”.
Esa losa se exhibe ahora en la Sala 8 del Museo del Templo Mayor, la cual está dedicada a materiales posteriores a la llegada de los españoles. Ahí se pueden ver objetos diversos de la ocupación española hallados en las excavaciones del Templo Mayor.