Diciembre 24, 2024
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La vida como es…

IMPULSO/Octavio Raziel
Ángeles

¡Shalom Alejem! “Vengan ángeles de Shabat, los necesitamos, los queremos…”. Ángel de mi guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día. Ángeles que visitáis mi mezquita, no te olvides de mi alma. El budismo y el zoroastrismo fundamentan mucha de su filosofía en estos seres de luz y en Biblia se lOs menciona más de 300 veces.
A los ángeles les ha tocado, en la angelología cristiana, el sótano, después de los serafines, querubines, tronos, dominaciones, virtudes, potestades, principados, y arcángeles. Para los judíos, todo es más simple, sólo hay ángeles que cuidan de los hijos de Javé y en el islam, son cuatro los poderosos encargados de vigilar la vida y la muerte de sus creyentes, según hayan sido sus acciones.
Un breviario cultural para mis amigos es que Raziel es el Arcángel de los misterios, el guardador del secreto de Él. Con su espada impide el regreso de Adán, Eva y de sus descendientes al Paraíso.
¿Quiénes son esos seres alados a los que se les reza, implora desde todos los rincones de la tierra?
Sobresale el Arcárgel Gabriel, el encargado de anunciar a María que sería la madre del Mesías que esperan los judíos, y el Ángel del Señor que paró la mano armada de Abraham, o los que se encargaron de hablar con Mahoma, con Zoroastro, con los indios (de la India) y los budistas japoneses.
En la vida de cada uno de nosotros existe ese ángel que cuida de que no cometamos errores y que, cuando pasa, no nos vaya tan mal. En su momento, los hubo que se encargaron de subir por la noche las pesadas campanas de la catedral de Puebla, en México; mientras que el pionero del Pueblo de Nuestra Señora la Reina de los Ángeles del Río de Porciúncula fundó ese lugar que ha sido meta de millones de inmigrantes latinos.
La parte más obscura del cristianismo incluía en sus estudios de teología preguntas incontestables como ¿Cuántos ángeles caben en la punta de un alfiler? ¿Tienen obligo?
¿Piensan que me salté un renglón? ¡No!, sencillamente “pasó un ángel”. Así decían las abuelas cuando se hacía un silencio en la tertulia.
Pero, ¿existen los ángeles? Esos seres alados que en ocasiones aparecen encuerados y que revolotean en donde menos uno piensa. Estoy seguro de que son las almas de personas que conocimos y que aún no se desprenden del entorno en que vivían; que forman parte de nuestra existencia, y a los que les dieron la misión de seguirnos, procurarnos, protegernos. Claro, cuando nos portamos bien.
Desde otra óptica, la religiosa, ellos son el ejército al que el Supremo le encargo recoger el alma de los que mueren. En los hospitales de campaña o los de traumatología, las enfermeras ven con frecuencia a fantasmas que buscan a un ángel que les muestre el camino de la Paz eterna. De no lograrlo, vagarán por el etéreo para siempre.
De los ángeles se ha dicho que pueden adoptar apariencia humana, seres de luz visibles a nuestros ojos. Nunca sabremos si es el tipo que está sentado a nuestro lado en el metro, o el amigo a quien apreciamos y que –sin él saberlo- nos fue sembrado en algún momento.
Dios les dio brillantez a todas sus huestes, incluidos Lucifer, el Reluciente, o a Luzbel, el de la Luz Bella, que se pasaron a la revolución angelical contra el Divino. Su presencia la evitamos para no contaminar nuestra alma.

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