Octubre 7, 2024
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IMPULSO/ Octavio Raziel

Los amantes

Esta mañana, escuché el disco correspondiente a las mejores canciones del grupo Mocedades. Mientras daba vueltas y vueltas el acetato a 33 1/3, surgió la canción ´Los amantes´.

 

Lectura obligada en la juventud era “La Divina Comedia” de Dante, que nos llevaba, con Caronte como guía, a un viaje por los inescrutables caminos hacia el infierno a través de sus círculos de castigo, según la sentencia dictada por el Supremo. 

Especial fijación me dejó Francesca da Rimini, que sufría el eterno fuego que abrasaba a su escultural cuerpo y su femenina belleza, el infierno se lo había ganado después de haberse enamorado de Paolo –su cuñado—, que a la vez estaba casado. Los amantes leían bajo la sombra de las parras la historia de Lanzarote y Ginebra y, entre párrafo y párrafo, se daban apasionados besos. 

En uno de esos ardientes ósculos, llegó el marido de Francesca y qué creen: pues los mató a ambos, como era de esperarse. De esta historia, nació la magnífica obra “El beso” del escultor August Rodin.

Vanidad o búsqueda de emociones fuertes son dos del sinnúmero de causales para esta actividad. Recuerdos de “Atracción fatal”, la película que tanto asustó a los varones en 1988. Enamoramientos, en ocasiones fugaces, más peligrosos que los platónicos que pudieran ser los preferidos de los soñadores por la princesa de Mónaco, Audrey Hepburn o por una monja en retiro.

La novela “La mujer de un solo hombre”, de la canadiense A.S.A Harrison, nos demuestra que la hormona es la hormona y la carne fresca retroalimenta al macho alfa. En ella, la fuerza del amor por una chica de 20 años vuelve loco al protagónico de 50.

Con Goethe, un hombre de inteligencia superdotada y provisto de una enorme curiosidad, ya octogenario, a un paso de la tumba, tuvo un arrebato de amor por la casquivana Ulrike von Levetzov de 19 años que lo sacaba de casillas. “El amor, cuyo poder siente la juventud, se aviene mal con la vejez”, escribió el dramaturgo.

Peter O’Toole se empleó a fondo, pues disfrutó de la compañía de nada más y nada menos que de 1,033 damas, Pero no sólo cantidad, también en calidad, pues arrugó las sábanas de camas como las de la princesa Margarita, la hermanita menor de la Reina Isabel II, también las de Audrey Hepburn, Elizabeth Taylor, Ava Gardner y la que calificó como su mejor amante, Vivianne Leigh.

Alberto, el protagónico de estas reflexiones recuerda cuando Cupido lanzó su dardo –una vez más- a través de la mirada de una chica que conoció en una fiesta. Escarceos, balas de salva perdidas en besos infructuosos, hasta que… después de la convivencia con amigos del trabajo decidió llevar serenata a la susodicha.

La lámpara de buró de la que se supondría era su habitación se encendió. En el jardín, un perro, perezoso, se levantó, movió la cola y regresó a su perrera. Después de dos o tres canciones, el trío se reventó: ¿Quieres ser mi amante? que puso de moda Camilo Sesto. La luz se apagó.

Se ha dicho que la aparición del o la amante es resultado de la ruptura de un pacto de exclusividad sexual o afectiva entre dos personas.