Diciembre 23, 2024
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La vida como es…

IMPULSO/ Octavio Raziel 

Sectarismos

San Compadre amaneció místico sabiendo que científicamente se ha demostrado que la espiritualidad del hombre (Dios, para abreviar) existe en el lóbulo temporal izquierdo de nuestro cerebro, un poco por encima de la oreja; es un puñadito de neuronas que tienen especial afinidad con lo divino.

Para el santo de referencia, gnóstico irredento, Dios y los Ovnis son creaturas que ayudan al hombre a sobrellevar su soledad en el Universo.

A partir del momento en que el ser humano comenzó a poner neuronas de por medio frente a sus parientes, los simios, tomó consciencia también de que, además de su tribu y de los animales que conocía, debía haber ’algo’ más grande que manejaba la existencia del todo, y ahí inventó al o a los dioses. 

Rosa Montero explicaba que “inventamos a los dioses para completar el dibujo del mundo, para domesticar su incomprensible inmensidad. Es una especie de desvarío colectivo. Y, de hecho, las religiones que no son la nuestra suelen parecernos delirantes”, añadía.

Así, el hombre ha creado todo tipo de creencias o ficciones en la búsqueda de Dios. El Nirvana, los cielos, el paraíso, la vida después de la muerte, etcétera, así como escritos por “dictado” de los dioses como el Corán, la Biblia y el Libro de los Muertos o el Chilan Balam. Todos forman parte del proceso mental del ser humano para justificar su presencia en este mundo.

Para algunas iglesias prescindir de una imagen a semejanza del hombre ha funcionado de maravilla pues las comunidades negras de Estados Unidos o de África no ven el rostro güero y barbudo de un dios cristiano; los musulmanes se conforman con saber que el gran Alá no tiene forma, lo mismo que los judíos a quien Jehová les dicta las leyes a través de profetas. En el oriente del mundo no son amarillos los dioses, aunque algunos de ellos son bastante promiscuos.

San Compadre siempre se ha preguntado, cuando le informan que zutano o mengana se integraron a alguna de las más de ¡seis mil iglesias registradas en México!, cómo, se veía tan inteligente. Tal vez, como con los Ovnis, se sientan solos frente al universo o bien, estén faltos de un gen específico, el llamado Vmat2, ligado a ciertas sustancias producidas por el cerebro, como la dopamina y la serotonina.

Se cuenta que, pasadas varias semanas de llegar Nietzsche al Paraíso, Luzbel se comunicó con Pedro, el de las llaves, para preguntar sobre las condiciones en ese Reino. Después de ser informado sobre la tranquilidad que se vivía en el lugar, Lucifer inquirió sobre Dios, a lo que repreguntó Pedro: Dios, ¿quién es Dios?

 

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